Table of Contents Table of Contents
Previous Page  175 / 262 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 175 / 262 Next Page
Page Background

LOS CRONISTAS Df:L PERU

171 .

Chile', que fué

reimpr~so

después de dos siglos en Madrid, 1891,· en los vo–

lúmenes III y IV, de la Colección de Libros Raros o Curiosos que tratan de

América. En esta erudita obra trata el Liqenciado y Oidor de Lima de probar

que los indios de México proceden de los hebreos

'y

los del Perú de los an- '

tiguos íberos del tiempo de Tubal; corroborando su tesis con multitud de simi–

litudes y costumbres idénticas a la de estos pueblos antiguos; catalogamos

por esto y por su lógica basada en la Biblia, al igual que la obra de Fr. Gre–

gario García, entre los de la "escuela bíblica y mediterránea" acerca del ori-

9_en humano en América. Es digrta de menqi.onar el dato que consigna res–

pecto del Canonigo de Lim!l., don Agustín Aller, quien encontró en Calango

una loza con inscripciones desconocidas y que enviada a la Universidad de

Alcalá se deseubrió que eran hebreos.

T3.mbién éscribió "De la Milicia· Cristiana:', en 1675, y otros trabajos me–

nores. Citado con elogio por Solórzano y Pereyra en su "Polítiqa Indiana",

quien lo cita como uno de los mejores jurisconsultos y defensores 'del Perú.

.

.

61 .-:Nicolás Martínez

Arz9nz

y

Vela.-Conpnuahdo nuestro estudio bio–

bibliográfico sobre los historiadores y cbstur:nbristas del Virreinato, es

muy

,

justo hacer hincapié en los

~e

llamaremos Cronistas de

Ciudad~,

aquellos

que nos pacen conocer la vida urbana, como los frailes nos la dan las de

sus conventos, o los conquistadores de sus hazañas; desentrañan del polvo

de los tiempos las inquietudes, emociones, preocupaciones, luchas y pasio–

nes, a la par que la-vida hogareña y social y nos hacen ver cómo se levantan

esos grandes edificios, piedra sobre piedra•. o se exornan sus intyriores con el

barroco y el plateresco hispano-indígena, cómo se bruñen de oro los alta–

res de los templos, o cómo se tallan artesonados, bargueños y arcones; mien–

tras en las calles discurren oidores.

y

cabildantes, obispos y letrados, mestizos,

negros

e

indios; cómo chocan dos espadas toledanas tras una esquina soli–

tdria, a la puerta de una casa de juego o tras un balcón de celosías donde se

esconde la dama de los ensueños. En una palabra, nos dan a conocer en su

plenitud la

emoció~ ~cial

a través del tiempQ; tomando como símboló ' las

·urbes más célebres del Perú, ya al Potosí aladinesco, deslumbrante de plata

y teñido en sangre de las luchas entre vicuñas y vascongados, que esparce

sus tesoros hasta Lima y Buenos Aires, traspasando mares a todo el

orbe;

o

al Cusco, emporio indígena y español, que en la Colonia sigue siendo todavía

ca~eza

de estos reinos y corazón de la nacionalidad en germen, o a la

Lima cortesa y vitr-einal, opulenta, mística y dominadora. · Cada una de ellas

tienen su papel característico y .

perso~al,

con matiz y dirección propia, y una

visión

eco~ómico, políti~d

y social, nos ·nevará a la visión de conjunto del

:Perú; cada una de ellas tiene también su cronistas símbolos, entre muchos

otros de men,or importancia; así para Potosí tenemos a los dos Martínez y

Vela; para el Cusco Esqui'(el y Navia y Contreras y Valverde, .finalmente Li-

ma a los Mugaburll¡ y a Suarda.

\