LOS CRONISTAS DEL PERU
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Reyes de Castilla
y,
en calidad de preso, fué conducido a
Españ~
el año
1547, para no regresar ya a la América. Con el fin de vind.icarse, escribió
al Rey
~us
"treinta proposiciones", donde reconoce las Casas el derechoJem–
pora:l
Y
espiritual de los Papas sobre sus súbditos e infieles
y
la soberanía
de los Reyes de España. Contra muchas
afir~aciones'
del Obispo de Chia–
pas, escribió el Cronista
y
Capellán del Rey Juan Jiménez de Sepúlveda, "De
justis Celli causis" o el derecho de hacer la guerra de conquista a los ihfie–
les. Pero Las Casas no se quedó callado, refutóle con su "Apología"; en es–
tas dispu_tas intervinier()n los juristas
d~
las Universidades de Salamanca
y
Alca'lá. La disputa subió hasta el Real' Consejo de Indias, a 1a sazón en
Va–
lladolid; donde la .controversia tuvo por resultada" Ia daaióñ de leyes bené–
ficas para América,
otorg~dose
a 1os indios personalidad ·jurídica.
En esta época escribió el ·trat'9,do, importante para nosotros,
"Historia
·Ga•
neral de las
Indias"
en tres volúmenes,
y
obra de la cual se valió mucho don
·Antonio de Herrera para escribir sus "Décadas".
E;p
enero de 1564, a
IIlllY
avanza,d~
edad, escribió todavía algunos
opús.cu–
ios a favor de- los indios del Perú como "De las antiguas gentes del Perú''
y
"Consulta sobre los derechos
y
obUgadones del Rey
y
de los conq\lis–
tadores del Perú" citado por don Juan· Antonio Llorente, en su obra sobre
Las
Casas
(t~mo
1, París, 1822). En estas obras escribe contra el proyec–
to de perpetuar las encomiendas
y
la <;>tra sobre la obligación de restituir el
trono del Perú al lnga Tito (Titu Kusi Yupanki) que se hallaba refugia,do en
los Antis ·de Vi'lcabamba, nieto del gran Emperador "guaynacapac"; escri-
tos que se
h~llaban
en la Biblioteca Nacional de Francia.
,
A los noventidós años de edad, el año 1566, falleció en Madrid m.¡estro
b~emérito
obispo
y
escritor. americanista, titulado por muchos el ''APóstol
de los Indios".
Grande ha sido,
y
aún continúa siendo, el debate sobre la. personalidad
del obispo Las Casas. Sus obras han sido traducidas a casi todos los idipmas
modernos,
y
de ella .se han va'lido 'para afirmar conclusiones históricas muchí-
simos autores de todos los
m<,~.tices.
·
La vida de Fr. Bartolomé de Las Casas, habla;ndo en términos generales,
fue
una tarea abnegada
y
sacrificada en pro de
la
redención del indio; su ideal
fué nobilísimo
y
cristiano, nadie podrá negarlo. Desgraciadamente, su ·celo
apostólico fué- torcido
y
empañado en los medios
y
en los procedimientos,
su empeño rayó en el fantismo más terrible
y
de funestas consecuencias, por
sus errores en' el dato histórico, su imprudencia
y
su inconsecuencia. Por
ejemplq diae: "son inicuas, tiránicas, condenadas, detestadas
y
malditas por
toda ley natural, divina
y
human,a, contra los indios que sdn gentes pacífi–
cas, humildes
y
mansas qne a nadie ofender",
y
"miran como cosa de ningu–
na importancia el despoblar tan vastos países,
y
roban inmensos tesoros de–
rramando ríos copiosos de sangre de los !nocentes moradores,
y
matando a
millones de éstos". Para él
lo~·
españoles
s~n
los• mayores monstruos
y
de–
monios jamás. habidos antes en .la tierra
y
los indios . son seres angélicos que