LOS CRONISTAS DEL PERU
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dónde cosecharían pronto
fliUt~
esplendoroso los sPCerdote§ de su
novísima Orden.
Hailábase de 'Provincial de ios
~esuítas
en el Perú Fl'l P. Atienza, quien
le ,nombró profesor .de· Retórica y, tres p.ños más tarde, con -anuencia deJ V.i·
rrey don Martín Enríquez de Almanza, es nbmbradd Rector del Coleg-io Ma–
yor-4e San Martín, fundado seis años antes, cargo que desempeñó hasta 161'2,
interrumpiéndolo 1an solo de 1601 a ·1604, en que
reto~nó
a Europa y de don· ,
de regresó acompañado del P. Diego- de Torres Bollo, · quiez:1 dedicóse al es.–
tudio del idioma kechua. De . l612 a 161.5. fué Tector de'l ·"Colegio de Arequi–
pa. Más tarde se dedicó por completo a las misiones y evangelización de los
indios, a la par q:ue' a la investigación de ¡pus antiguas idoiatiías, de las que iba
a darnos pronto cuenta en su famoso librb "E:¡rtirpación de la idolatría en .61
P.irú'\ impresa en qos talleres de
Jerónl.m~
de Coñtreras, Lima, el año de 1621.
Goberncfndo el Vh:reinato· don
Francis~~
de Baria y A,ragón, Príncipe de
Esquilache, siendo arzobispo de Lima
d~n
Bartolomé Lobo de Guerrero y
fr.pvincial de la Compañía, el .P. Juan S.ebastián, aco:darqn fundar dos. cole–
gios para hijos de cadé¡ues e indi,as nobles, ,uno en Lima
y
otro. en. .
¡;¡-1
Cuso0
llamados de ''El-PrlhciJ:De"
y
"San, Baria" respectivamente, i'
encs:omend.apdola
fáctura de sus planos
y
fábrica, i:unto con la casa reclusión de .Santa CI1..lz, del
Pueblo del Cerc9-do, al P. Arriaga, los cuales dejó fúncionando dicho r>adre
el año
1619.
En esta época tocóle venir al Cusca, iristafando
e1'
c9le'gio de
San Fran:::isco de B.bria, en ia calle
de~
Triunfo de'' esta ciudad, eambiándose
doce. años después
e.l
luc;Jar qtie hasta hoy 'se. co'noce como tal, com,o lo ase–
vera con, docúmentos Mons. 1uan AAtonio Casanova.
,l.
1
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El
!"'.
Arriaga, distri:Quyó su tiempo entre la misión y evangelizaCiqn de
los .indígenas petuanos
y
las tareas del escritor, obra que fué muy· fecunda;
'
como lo veremos luego.
·
'
En 1622, el Provincial de la Compañía en el Per'ú,. P. Juan. de 'Frías Her–
nán, encomendó al P. Arriaga muy delicados. asuntos internos de su qrcfen,
para que hlera personalmente a
arreglarlo~
a Es'paña, en atención de sus
ex.–
oepcionales dotas de virtud y probidad. Así .lo hizo y embarcÓse presto en
·el
C~llao,
entrando sih novedad a Panamá y Portobello, llegando después a
la
H~b3na,
puesto en donde se .embarcó con la ilOta, que constaba. de veinte
y
o:ho naves,
rumbo
a la Península; a poco de navegar sobrev:ino una tempes·
t.idque causó la pérdida de cuatro galeones, carga9os con millones de pe–
sos. Una de las naves conducía a nuestro biógrafiado, el cüa:l pereció con
gran ftanquilidad
y
adrillrando a todos su santidad, como relata en su. carta
un compañero súyo de a bordo, el Jeronimiano Fr. Pedro del Puerto, que llegÓ
a -:sobrevivir. Confesó a toda la tripulación, profetizando a uno de ellos que
iba a salvarse del naufragio, como en efecto sucedió, y
él,
en medio de la
tempestad, de rodillas, con un crucifijo en la mano, expiró p1ácidam;rte. Es;
to ocurría en la nave "Margarita"· el 6 de septiembre de 1622. ·
Entre sus obtas de carácter religioso citamos su "Manual de oraciones y
Avisos", impreso en Roma
é'(l
1602
y
reimpreso
e~
Li:ina en 1608. Tradujo