El I ncario crítico
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un aspecto decadente y referencias póstumas del hondo y
delicado sentir con respecto a la naturaleza y al orden que
la rige, a cuya imagen el
Hamautta
había adoptado un com–
plicado
y
armonioso sistema apto para representar el espacio,
el tiempo y la energía . 'ordenada' y 'orientada' del poder
· creativo y la suprema justicia.
En lo que concierne a las fórmulas esclerotizadas que fi–
guran en los manuales, tiempo es ya que el historiador ruti–
nario se ocupe de predisponer su intelecto a la comprensión
de esta simple pero imperiosa verdad: que ya no vale el pro–
pósito de querer transformar directamente las tradiciones
antiguas en verdades positivas, o, en otras palabras, la histo–
riografía de los pueblos proto-históricos en la historiografía
conformada según nuestros gustos e inclinaciones (¡finalidad
inasequible y traicionero espejismo!) y es infinitamente más
fecundo educar nuestra mentalidad de manera que pueda
desenvolverse libremente en medio del ideario de los antiguos
nativos, primero porque no se trata de un esquema 'alógico',
ni 'infantil', sino en muchos aspectos comparable con nues–
tras más predicadas intuiciones del Mundo,
y
luego porque
es el único medio que nos permite apreciar adecuadamente
lo que ellos idearon, sintieron y creyeron oportuno expresar
sub specie historiae .