viniesen coft sus
coín~das
e
bastl.mentós á la ciudad del
Cusco é trajesen consigo toda la más gente que ser
pudiese, porque tenía en sí acordado de hacer reedificar
ia
éiudad del Cúsco de tal maneta, que pará perpetua–
mente fuese hecha y fabricada de ciertos edificios que
él en si tenía pensado.
é
que después qu-e fuesen hechos,
ellos Íos verian; para Ío cuai era necesario mucha y muy
gran cantidad de gente,
é
que para esto era necesario
que saliesen de la ciudad ciertos señores de los que allí
'eñ. aquella junta con él eran; é que luego allí viesen
los que querían ir, porque, con los que quedasen, él
tenia hecesidad; mientras los que habian de ir fuesen,
de hacer
é
proveer lo que para
el
tal edificio fuese
necesario. E luego allí fueron nombrados diez señores,
con veinte orejones, los cuales se partieron luego de
allí
é
fueron á los pueblos é provincias á hacer traer
y proveer lo que ya habeis oído.
Inka Yupanki é los demás sefüores que allí quedaron,
así como fueron salidos de su consulta, f ueroñ por todo
el torno de la ciudad en cinco leguas, y en
el
(lugar)
que les pareció, buscaron é miraron do hobiesen sierras
é sitios do se pudiese sacar piedra y cantería,
é
barro,
é
tierras para hacer las mezclas que los tales edificios
habian de llevar; donde hallaron que en el sitio de Sallu–
uma había mucha y muy gran cantidad de piedra
é
muy grandes canteras. E visto por el Inka é los demás
señores que ya allí tenían aparejo
é
recaudo é mucha y
muy gran cantidad de cantería, se volvieron a la ciu–
dad, donde dieron órden, luego que llegados fueron,
en la manera que ansí habian de traer é acarrear la tal
cantería; para lo cual mandaron que fuesen hechas mu-
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