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selva y hasta en los conventos•.
y
plmna para seguir escribiendo
con
alegrí~
no obstante el hecho de que
éso
aqÚí no
dá
dinero,
y
existe
indiferencia
para la obra bien' hecha como para la
obra
pésima,
en
el campo bibliográfico.
·
Leyendo a Camino Calderón no nos aburrimos, y
;ll~ga
inos a dudar de que nuestro pueblo sea tan triste como ciertos
cancioneros lo pintan.
En
sus páginas la gramática
par~e
bailar
"zamacueca" teniendc;> co910 pareja al ·convencionaJismo
social;
las
palabras valen en la
m~did(l
en que
~se
desvían en su promm•
ciación o en su significado del leng-Uaje común,
la.ISfaltas de
or–
tografía dán sabor al relato como el ají a
la
comida criolla, y
quizá el autQr -'o
1JSQ
plum~
s,\n.o pale de
antiatc~o. Dir~os
y
ooncret~,
los p@tttfos baje
~c!a
le_tra tienen
ralg~
de píldQl'as
conc~nlrf.c;las,
result(l,n
eq\IÜ)~das e~ ~i~!l {~'IDa
a
las
tan
altl·
hadas
vit~as·
a
vee~,
§in embargo,_ iluminan como
fuege~
•1 28
de
julio,
cuelgan
como-
cadene~
o
q~tasueños
o
esta- ·
Jlan
como disparos de ese artefacto que los hablistas de
Lamba–
yeque,
~losados
P.O
C~o Cald~rón,
llaman
"cuete", "encen–
sar-io",
"~go",
"siñahna",
"sinam.i os",
"niño que
ahu·
ma",
"zahumador'', "b"ringo" ...
ecogedor C:le las pepitas del ingenio popular, de
la
sa•
biduña que fluye anónimamente de
gent~ración
en
generac~ón,
de
Ja
literatura oral, de
la
filosofía enseñada entre risas, n\Dlca
fué
tan
oportuna esta labor de Camino Calderón como ahora,
c;uan–
do la vida tiende a uniformarse y la radio, los cam:inos, el cine–
ma,
amenazan con hacer perder o adulterar esa riqueza.
Y
como
su obra no tiene en realidad comienzo
ni
fin,
ni cabe en ella
in–
troito desarrollo y desenlace, porque
es
como
un
recipiente que
hubiera sacado agua del m¡¡r, no cabe sino desear que empiece
el segundo tomo con la
N.
y
lut~go
venga otro con la
A.,
y así
siga este hombre bueno y tral-Jajador, ingenioso y peruanísimo,
~itando
a sus leetores la cart.illa profana que si se les va, no ha
'de ser en
''la
calle de
1
la Merced", como dice el viejo cantar in–
fantil,
sino en el campo
sin
puertas y sin justificación del olvido.
sin ·que sea posible traerla mañana ni nunca.
Lima,
Julio de
1945.-
'Jorge Basadre