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enseña J.o que hemos de esperar. Necesitamos de los diez Man–
damientos pára la Caridad, porque nos muestran 'lo que he–
mos de hacer para agradar a Dios. Nos son necesarios los
siete Sacramentos para, mediantie la ayuda de éstos, poder
conseguir la gloria, pues ellos, en calidad de unificadores, co-
rroboran nuestra buena conducta.
·
[4] D.-M'e agrada:ría, pues tengo gran interés en ello,
que tú me
acl?-rara~
'Con a:lgúf1:
~j~mplo
,tqdo esto que acabas
de exponerme. · · ' ' · ' ' "'
...
~.-San
Agustín. lo explica con una compar;.wió:i;i tomada
.
,
~
-
.. ,
r.
de
fa ·
construcción de los edificios, pues de la misma manera
que para edificar una casa lo primero que se hace es echar
los cimientos y luego se levantan las paredes, para todo lo
cuai· se necesitan varias ·cosas, [5] así también en el pro–
ceso de salvación del alma se ha de proceder en esta misma
forma. Sobre la Fe hemos de colocar los cimientos; con la.
ayuda de la esperanza hemos de levantar las paredes; sobre
la caridad hemos de coiocar el tejado, y es precisa, para que
todo esto resulte bien, la colaboración de los siete Sacra–
mentos.
D.-Si tú quisieras contarme algunas narraciones a fin
de yo reafirmarme, confif.marme y como descansar más · y
más en lo que acabas de exponerme...
.
[6] · ·M.-De todos los ejemplos de que tenemos noticia,
del que más aplicaciones prácticas podemos sacar y que· he–
mos, por consiguiente, de grabar con más empeño en nuestro
corazón es el siguiente: Había en la ciudad de Abiudgo, en
las Islas Filipinas, una viuda de buena sangre, a la que tocfa–
vía,
ni
aun ·siquier.a de oídas, habí·a llegado la palabra de
Dios. Sufriendo de hidropesía, se había quedado reducida a
los huesos.
Estando a punto de morir, sus convecinos avisaron a un
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