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la
c:all e Bolívar, de la ciudad de Colón y según
1,1
tradición popular, el visitante que toca esa piedra .
se avecina y rio abandona jamás la población. F i–
nalmente, mencionaremos el Distrito Jáuregui v
de él la ciudad de
"L1
Grita", fundada en 15 76
.por don Francisco de Cáceres, quien . le dió este
nombre, porque allí los españoles fueron recibideis
por los indios con una tremenda gritería.
Esta región .estuvo primitivamente poblada por
· los indios Motilones, que resistieron más de
dos
i
siglos a los invasores. De los Motilones se cuentan
1
innumerables hazañas y los traemos a colacÍÓt' .
· porque ellos usan aún, en la nueva región que ha –
bitan, las célebres flechas envenenadas con "cura–
re·" y hechas ·de la punta de una espina de pescado .
Este veneno es mortal
y
según supimos la -muer –
• te fulminante se contrarresta comiendo s'll co -
1
rriente. Los Motilones jamás han sido incorpora–
' dos a
fa
civilización , viven de la caza
y
de
b.
pesca
' y
habitán unas raras viviendas. Han dado mucho
que hacer a los exploradores americanos que van
en busca de p etróleo .
La ciudad de la Grita es rica en artes oopnlares
reíígiosas, altares, pintura de santos, imaginería
popular, etc.; como ejemplo, citaremos al maestro
Miguel Escalante, quien ha hecho el altar de la
capilla del Lourdes, de .estalactictas
y
el de la Igle–
sia de Sorobuco, tallado profusamente en ricas
maderas del país.
Siguiendo por las tierras de los Andes. llegamos
a la ciudad de Mérida, capital del Estado. La ciu–
dad data de 1558
y
la fundó el capitán extremeño,
don Juan Rodríguez Juárez. Aquí la industria ar–
tística casera más desarrollada es la elaboración del
"anime", arbusto característico de los campos an–
din os, cuya medula es muy blanda
y,
por lo tanto .