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bradas son los
fino~
encajes. denorniriados "Soles de
Maracaibo". Como en España
y
en los ''Países
Bajos" , la técnica de estas artes aplicadas ha veni–
do heredándose de padres a hijos. Sobre estos ero: –
cajes finos se ha escrito lo siguiente: " La aguja va
diseñando los seguros trazos de estos " Soles de Ma'.–
racaibo" en un admirable sentido ornamental. lo –
grando calidades finísimas con el simple cruce o b
trama complicada de los hilos" .
Los llanos venezolanos presentan al viajero in–
teresan tes artesanías propias de las artesanías
agrq~
pecuarias. En efecto, -se pueden observar los arreos .
las monturas y toda· clase de aperos. Se esmeran
los llaneros en la confección dé lazos muy bien
trenzados para
" cole~r
ganado" . Las sillas como e.n
las regiones de los Andes tienen toda vía. el aspecto
de las monturas andaluzas. Usan mucho el jaqu í–
món, el bajador, la guarupera y cabezadas con
adornos de hilos trenzados de colores ; especialmen–
te con el colorido de la bandera nacional : azul ,
amarillo y rojo. El llanero , que equivale a nuesuo
haaso, es amante de la música
y
el baile. El " joro–
po'' , baile popular, es animado en las fiestas llane –
ras por el son de las " maracas", hechas de una ca –
labaza seca , decorada con dibujos lineales incisos ;
p or el " cuatro", pequeña guitarra con cuatro cuer –
das y otros instrumentos curiosos. En la ciudad
d ~
Coro, una de las más antiguas poblaciones del Oc–
cidente, se explotan en gran escala los tejidos de la
palma moriche, con un trenzado finísimo que les da
gran duración . Son famosas las sillas corianas de
bellas formas , muy cómodas y artísticamente talla –
das, en madera de caoba ; el asiento y los respaldos
están tejidos de fibras de cocuiza. En Coro tam–
bién se han hecho excavaciones notables de
p}eza ~