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Si
los hijos tien nen menos
o los desprecian a sus padres,
si hablan mal de ellos o los maldi–
. n;
si se
a
verguenzan de ellos;
y
si les ·outestan con palabras
duras, altaneras o insolentes, pe–
an los hijos cou tra
bUS
padres.
A
los
hijos qno
faltan gra–
vemente contra sus padres, anie–
nazan en esta viJa la maldición
de Dios
y
la deshonra delante de
lo~
hombros, y n la otra vida la
eterna eondenacióu.
Los hijos que cun1plen
fiel-
1nente sus deberes para con sus
padres, en esta vida experimen–
tarán la especig,} asistencia
y
bendi ·ión de Dios y en la otra
tendrán
la
eterna bienaventuran·
za.