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escurre ta111bié11 por
entre las
yerbas
qne
ocultan
~H
entrada y pudo conteinplar la
rnaravillosa
··i~
si0n. Jesús estaba allí, ante su vista, sobre
l ·'\.
r , )c r- t
~·
ln
alt111a
de su
mano,
atado
a
la
colu1nn::t,
con su
cuerpo
n1anando sangre en abnndacia, afli–
gido
·el rostro
y
sanguinolentos
y
llorosos los
..
OJOS.
Cae el celoso sacerdote de rodillas, anegado
en
ün
mar de llanto.
Quiere
balbu~ir
palabras
·~. ue
ei1trecortadas
salen de
su garganta, opri1nida
por·
la
enl'oción. Alza · los brazos en ademán de
sú pl1ca
y
así
permanece sun1ido
en
éxtasis
de
adoración
profunda,
largo Tato, hasta ·que Jos re·
.zos
j;r
sollozos de su
con1pañero
lo
sacan <le
su
·arrobamiento'
celestial.
0rdena
entonces
que Diego
llan1e a
su
fan1i.lia,
tjncdándose él postrado ante
el
d ·ivino
Salvador.
lJ.n
n1on1ento
después,
la
faJ11ilia de Quispe,
en .111e·
...
dio de
lágrin1as, plegarias
y
sollozos se postraba
con
el
rostro
en
tierra,
adorando al Redentor.
I~staba
realizada
la
pritnera
_peregrinación
a
,H
u,anc::-t.
Jesús
estaba en
1nedio
de
esta Betania
de
an1or.
L,a tradición dice
qn~
el
l")árroco
de la Borda
p.redicó a
sns
feligreses
acornpañantes
en
aquella
ocasión, invitándolos a dar gracias al
cielo
por
el
fav .
)r.
tan señalado
que les
concedía; ar1imándolos
a
visitar
con
frecueneia
ese lugar
y
encargándoles
guardar. la inayor reserva sobre lo que
habían
visto
(1).
.
'fan1 b
i
cf
n Jesús al ha jar del 1"aho r in a nd
6
a
sus
discípulos
callar lo que
habían
presenciado en
la cn 1nbrc de1
n1011te,
ne111i11e1n
d1~xeritis.
L1ega–
ri a
la
n1 ttñ~
na de la. Resurrección
v entonces
los
110
rn
b
res
s~1
brían de
su
gloriosa t-ransfigu ración·.
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