r
ó
z
y
que no a
1e~11
z
<)
n.
coneIu ir, por haberle sor–
p
re n
did
n
1
a
111
ne
r te
(
1) .
Fué el Cotnendador
del
Cuzco, R. I->.
Fray
Luis
Galdes,
quién enca rgó la
~'u~todia
del Señor de
fI
u a n
ca ,
al P. 1\1
i
g
ue
1,
e1
12
de ju 1
i
o de
1
7 4 7. Pe r-
111a11eci
ó
a cargo del
Santuario
hasta
su 1nuerte.,
acaecida
en el
n1cs
de
enero
de 1750, a
los
50 años
de su edad.
Por
aqurl entonces,
abril
d e
1748,
suceclió
un he–
cho
encl cual pei-di6 la
vida un ex Teniente general
de
la
l)ro
vi nc1a de
Ch11
r¡
u es, de
apellido
Cordero.
I~l
cri111inal
tué el
Alguacil
tnayor
Santiago
Peroso.
El
crí1nen
sucedió
cerca
del
Convento de la 1\1erced,
nlotivo por el
cual,
}:echor
y
htrido,
fueron
acogi·
dos en
el
Convent o .l\4crced a rio.
I~l
herido
iué
curado de la
tnejor
tnanera po–
s
i
b1
e
y
ad
111
i
tl
i
~
t
r ad o de todos 1os Sa era
111
en
tos.
~1
u rió algunas horas n1as tarde, perdonanclc a su
•nemigo
y rogando
a los
jueces
no
lo
castigat an,
ni tornaran rnedidas en contra
suyR.
Pero el
Alcalde
del
Cuzco
D. lV1iguel
'forrejón,
sólo veló
por
lo s
fueros
de la justicia
y
rodeó de
guardias el
C0nvento,
ol tuvo que no !e valiera al
reo la
inn1unidad eclesiástica
y
allanó
los
c1aus ·
tros
y
celdas
de
la Merced.
,., ·~.,:.,
HBuscaron todo
el
Convento,
y
no pudieron.
encontrarlo, porque los religiosos, previendo este
easo, Jo h
i
e
i
ero n
fuga
r;
de
suerte
que e u ando fn e.
rl)n
a sacarlo
ya
estaba e. Pcroso a n1ttchas leguas
del Cuzco.
(2).
Ifemos citado este .hecho, que pucliera"! parecer
tto
viniera al caso, por estar convencidos de que
fué
el
Sant11ario
de H
úanctt,
el refugio adonde los
caritativos
frailes
de la
~1crced,
en vi aron
'al
pobre
I >eros o para
libra~·lo
de caer
cn i 111
a nos de
1
a justi–
cia. I
van1os
a dar la razón que para ello tenemos.
'1 )-17
lit}.
[2J An{:tlea del
Cu.z.ecPág. -!01.