EL MIS1'ERIO JDE POSNANSKY
5.9
Esta: "opinión especia>!'' de Posnansky s0bre la_. edad de -las ruinas,
por seguir las palabras del mafograd0 SBLER (XXVII,
.P·
3
5.6)
fué
"aceptada apai;entemente" en Bolivia, pero enconti;ó fuerte oposición en
otras partes. Con esta última frase Seler quiere indicar sin duda a los
estudiosos de Eui;opa y No¡;te América especializados en problemas ame.–
úcanos. Pero·
la
verdad es que los juici0s desfavorables de estos a{itores
pierden todo valor, respecto a los lei;tores de este contiente, por
el
hecho
que se basan sob11e objeciones vagas y ·subjetivas, impresiones de proba–
bilidad e improbabilidad, cuya fuerza es del todo relativa. Acaso por
]a
misma forma exotérica en que la argumentación de Posnansky se en..–
<euentra encerrada,
y
el i;especto sibilino que imponen a todos las compli–
udas fórmulas 'matemáticas que el Autor emplea. no ha surgido todavfa
Tflna i;rítica positiva y rigurosa del cómputo solar de Tiahuanaco. Sin
duda, habrá escépticos, pern la ala de afectividad susdtada por la atre–
vida afirmación de Posnansky ha sacudido hondamente las masas y tam–
bién las personas cultas, de tal modo, que los trece milenarios de: Tia–
huanaco constituyen hoy para el público un artículo de f_é, y hasta -
lo
oque es peor - un hecho que se supone compi;0bado "mediante exactas
indagaciones astronómicas".
Y a he mencionado que dii;ha cronología: tiene su asiento en obras
argentinas destinadas a la cultul'a universitaria
(XXVIII,
p.
642).
Con
-el
título sensacional
Die
as~ronomische
Bedeatang des gr..ossen Sonnen–
tempels van Tiahu nacu
ha sido re¡:¡resentada por su Autor ante el Con–
greso de Americanj stas
Cle
1924 (sesión de :ba Haya), pero no ha salido
todavfa el volumen que contiene as comunieaciones p!!esentadas a dicha
reunión, y, por tanto, no sabemos de qué manera será recibida por
la
·uít:ica, aunque los especialistas conocen ya desde varios años el conteni–
do de la teoría y su dem6stración.
Consta
la
argumentación .de
POSNANSKY
de varias partes, unas de
·carácter general, o premisas; otras interpretativas; y otras, por fin, de
orden concretamente astronómico. Una discusión ordenada debiera pro–
ceder sistemáticamente, empezando por la crítica de las premisas y de .
la
interpretación de los monumentos. Sin embargo, por brevedad, conce–
·deremos a Posnansky todos los postulados que él establece para implan- .
tar el cálculo, cone.retándonos tan solamente a la crítica del cálculo mis–
·mo, .de los datos de geografía astronómica empleados, de sus fórmulas
y
desarrollo.
.
Así, por ejemplo, no dudaremos un instante de .la afirmación de
-.Po~nansky,
que "los grandes sacerdotes que al mismo tiempo eran los
jefes p0líticos, determinaban con
precisión matemática
los puntos car–
dinales, y,
ea ipso,
podían dar a ciertos edificios una orienta<;ión y for–
'llla especial, para ser-virse de ellos como de verdaderos calendarios" (XIX,