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R. CÚNEO -VIDAL
Aquel asiento primordial de la raza abarcó diez grados cua–
drados de superficie, iguales a treinta
y
seis mil millas cuadra–
das,
de las citales seis rnil f1ueron de "salares".
Dejamos dicho que
nanacca haqque
("nosotros la gente"), o
::;implemente
nanacca
("nosotros") fué posiblemente el distintivo
de Nación,
que los Protocollaguas se aplicaron a sí mismos.
La designación
territorial,
que de igual manera se dieron a
.sí mismos, ha debido coíncidir con la que los españoles de la con–
quista hallaron vigente entre sus sucesores los
Collas,
queremos
decir
Collo-Giiagua.s,
voz compuesta de
callo
(cerro, o serranía) y
de
guagita
(hijos), que es como si dijéramos "hijos de los cerros",
o "hijos de la sierra", o "montañeses".
Fué aquella una denominación sugerida por la naturaleza
de su territorio, inventada para diferenciarse de las gentes na–
~idas
fuera del
nido de breñas
en que se formó su nacionalidad.
De dicha denominación
1a
base de "callo",
nacieron con el
tiempo, al embate de influencias · lugareñas distintas, las si–
guientes:
Collanas.
Collaguas.
Quillaguas.
Quillatas.
Quillotas.
Aullagas.
Ollaguas.
Collas.
Collos.
Cullis.
Lules.
Julis.
Juríes.
Juliacas .
.Cuyos.
Cabe agregar que, cuando el crecimiento vegetativo de su
población
y
el afianzamiento de su hegemonía continental con-