INTRODUCION
Hace ya muchos años, poco después de
la muerte de mi padre, el destino me se–
pa ró del hogar materno, para arrojarme
de golpe entre un mundo que me era des–
conocido hasta entonces. Como la gota
de agua que cae de las nubes a l torrente
para correr a saltos, por el pedregoso le–
cho del río que baja de la montaña, hube
de confundirme con los demás hombres,
lejos de mi familia y de mis amigos de la
infancia, abandonando la relativa como–
didad en que viviera hasta entonces, pa–
ra buscar en el trabajo, algunas veces
penoso, los medios de vida que tenía que
procurarme con el esfuerzo propio.
Así llegué a Jujuy, en una noche llu–
viosa: el 6 de Abril de 1903.
La nostalgia del hogar en que quedaba
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mi vieja madre, de ese hogar en el que