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HORACIO H. URTEAGA
los celtas en la Siberia de Asia y en las Pampas de Amé–
rica".
"Al fin hiciéronse libros.
Las tradiciones produjeron
los símbolos . .
.
. . El símbolo tenía necesidad de expla–
yarse en el edificio. Entonces se desarrolló la arquitectura
con el pensamiento humano, llegó a ser gigante de mil cabe–
zas Y de mil brazos, y fijó, dándole forma eterna, visible y
palpable, todo aquel flotante simbolismo. Mientras Dédalo,
que es la fuerza, medía; mientras Orfeo, que es la inteligen–
cia, cantaba; el pilar, que es una letra; el arco, que es una
Restos de una residencia _regia en Huaitara.-Pri–
mer período.
sílaba;
la
pirámide, que es una pal.abra,
puestos en movi–
miento a la par, por una ley de geometría,. y por una ley de
poesía, se agrupaban, subían y se juntaban en el suelo, es–
calonándose hacia el cielo, hasta escribir, bajo la influencia
de la idea general de una época, esos libros maravillosos, que
eran también maravillosos edificios, como
la pagoda de
Eklinga, el Rhameseion de Egipto
y
el templo de Salomón". (9)
.Todavía mayor es el simbolismo de la fortaleza. Ante su
vista se detiene la mente como ante el índice de toda una di–
latada y magnífica historia; puede asegurarse que el pueblo
que la elevó ha cambiado, desde muchos siglos há, su vida
(9) .-Víctor Rugo.
Not1·e Dwme.
Libro V, c. II.