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SALMO. 90
El que se acog-e al asilo de la Madre de D'os,
morará seguro bajo su protección.
No le dañará el impetu de su enernig- s, ni
le herirán las saetas contra él
dispar<'lda~.
Porque ella le librará de las asechanzas del
tentador. le cubrivá con las alas de su pi..dad.
Clamad á ella en vuestros
peligro~,
y
ro aso·
marán los castigos á vuestra morada.
El que pusiere en ella su esperanza,
gu~tará
de los frutos de ld
graci<'~
y l'e 1e abrirán las
puertas del Paraíso. Gloria
&.
Ant.
El que pusiere en
V<JS,
oh \-Jaría be–
nignísima. su esperanza. gustará de los frutos
de la gracia
y
se le abrirán las puertas d el
Paraíso.
Ant.
Recibid ..... .
SALMO. 94
Venid
regocijémonos en nuestra Señora,
cantemos con
júbilo las alaban za-; de María,
que es nuestr&. salud
y
nuestra Reina
Corramos aleg res á presentarnos ante su aca–
tamiento :
y
enton emos himnos
á
su glona.
Venid, adorémosla postrados en
Sil
presen–
cia: confesé mosle con lágrimas nuestros pecados
Alcanzadnos, Señora, la plena absoluci6n de
e1Jog: lieéi nuestra abogada en el tribu·nal deDios
Recibid nuestras almas,
eñora, en la hora
de nuestra muerte,
é
introduci:ilds al de::.Cánso
de la gloria eterna. Gloria &.
Ant.
Recibid nuestras a lm as. Señora, en la
hora de nuestra muerte, é introducidlas al des–
canso
d~Ja
gloria eterna.