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EL AYLLU
sociología comparadas, sobre todo, han de
decidir estas cuesticmes. Entre tanto, las
razones son puramente presuntivas.
Entre las muchas que de esta índole mili–
tan en apoyo de la antigua civilización
aymara,
hay
una de orden
geográfico.
La extensión á que
llega
la civilización
aymara, ha quedado atestiguada en los nom–
bres de lugares, montes y rios
1
•
En las
1.
«E
f
~
as
t
·buas quechuas de Bolivia, antiguo
dominio ele lo aymaras, tenemos los siguientes luga–
res de odgen
ara : Hachacota- mar de lágrimas,
estancia de
arapa a (Ayopaya) ; Achachihivata -
abuelo muerto, en Capinota (Arque); Humuchhima
-
agua de pájaro, serranía al S. de Cochabamba ;
Amaya- cadáver, estancia de Charopaya (Ayopaya);
Hanqokala -
piedra blanca, tres estancias de Capinota
(Arque); Anucarani -
con perro, propiedades de
Quillakollo (Tapacarí) ; Asirumarka -
comarca de
culebras, en San Joaquín de Hocta (Cercado); Haya–
paya -
lej os de dos, provincias de Cochabamba ;
Kalaqhawani -
funda de piedra, estancia de Caraza
(Arque); Kalakala -
pedregal, cercanías de Cacha–
bamba ; Kálachaka -
puente de piedra, estancia de