EL AYLLU
más. En otras provincias era licito y aún loa–
ble ser las mozas cuan deshonestas y perdi–
das quisiesen,
y
las más disolutas tenían
más cierto su casamiento, que el haberlo sido,
se tenía entre ellos por mayor calidad, á lo
menos las mozas de aquella suerte eran teni–
das por hacendosas y de las honestas, decían,
que por flojas no las había querido nadie.
En otras provincias usaban lo contrario, que
las gua
an las hijas con gran recato, y
cuanrlo
CG
G.ertaban de casarlas, las sacaban
en púb
k u,
en presencia de los parientes,
que se habían hallado al otorgo, con sus pro–
pias manos las desfloraban, mostrando
á
todos el testimonio de su buena guarda. En
otras provincias corrompían la vírgen que se
había de casar los parientes más cercanos
del novio, y con esta condición concertaban
el casamiento, y así la recibía después el