EL ÁYLLU
mujer, agregaríamos nosotros. Se puede con–
cluír en este punto, que la unión sexual
gana en intensidad de afectos
y
duración,
cuanto pierde en extensión
y
variabilidad.
Si la duración de las uniones sexuales es
cada vez más acentuada
y
tiende á espiritua–
Iizarse, es, pues, probable, que la prostitu–
ción ó el uso indiferente
y
colectivo de la
~ujer;
el
hetairismo,
no hubiese existido
dentro de la constitución de la familia, del
ayllu,
ni quizás antes, como un período
social maJicado.
Empero, Garcilaso de la Vega, al hablar
de las uniones sexuales de los ... antiguos
peruanos, nos cuenta que :
<<
Muchas nacio–
nes se juntaban al coito, como bestias, sin
conocer mujer propia, sino como acertasen
a
toparse,
y
otros se casaban como se les
antojaba, sin exceptuar hermanas, hijas, ni
madres. En otras guardaban las madres
y
no