DE LA LENGUA AlllERI CANA EN PAR'l'ICULAR
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ocupado ele
u historia naturaJ, y él por su parte sólo vió por
aca o clo ejemplare de
la
e pecie en
u vicla, y ni siquiera
pudo cl_eterminar u color. Cuenta él que vi itando la biblioteca
Bodleiina~
encontró en el fondo ele un cajón una pequeña larva,
que el bibliotecario Bandi.vel que efa nn con umado bibliógra–
fo,
apla tó con el pulgar, diciéndole : « Hay otros que tienen
alguna~
veces la cabeza blanca. » Con e te motivo agrega iró–
nicamente: «Era algo bueno d
aber, y uu hecho má para la
entomología, porque mi ejemplar teufa una cabeza d1ua, lucien–
te y completamente blanca, y jamá
ni antes ni de pués he
oído hablar de la polilla clel libro con cabeza negra. » Su última
palabra e que, «siendo el papiru ele que se ervfa.n los anti–
guos para confeccionar una ub tanela puramente vegetal, y
por lo tanto atacable por lo bibliófagos, e po ible y aun pro–
bable que
fa
actual polilla ea de cendiente en línea recta de
u antece ore egipcio ». De manera que ha ta .
ignora , u
filiación.
Réaumur, que tanto trabajó por de cubrir lo misterio de la
vida ele lo
in ecto , poco hizo por lo que re pecta á los medio
y modo de de truirlos.
coutecióle á vece en ,us experimen –
to con tal objeto que allí donde creía ofrecerl s un veneno,
proporcionaba á cierta
e peci
un alimento, que aceptaba.u
por gusto ó por nece idad, sin excll1ir el ele la propia e pecie,
pue entre lo bibliófügos también ha.y in ectófagos que e devo–
ran. A í, él fué el primero que r veló, que algtma tineas
e
deleitaban con el amargo del a.j njo, que P linio aconseja como
pre ervativo ele los manu critos. E to demue tra de pa o que
e ta plaga no era de. conocida de lo antiguo
como lo ate ti–
g uan lo
scritores latino que hablan ele la polilla
(tineas)
y de
las cucarachas
(blattits),.
al mencionar lo
libro
comprimidos
(constricti¿slibm),
de que e encuentran ilustraciones en las
ruínas de Herculano.
Probablemente de Plinio tomó Iriarte la idea de la tinta co-