ANDREJE KOLLENIZ
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anagrama de
Sierm,
.segundo apellido del
P . Fuensalida, llamado igualmente de se–
gundo nombre
:José.
3721.-Andrece Didaci Fontani Sacer–
dotis Guadalupana B. Marice Virginis
lmago, quce Mexici colitur, Carmine de–
scripta. Faventice Anno
CIJIJCCLXXIII.
Ex Typographia Episcopali Josephi An–
tonii Archii. Prcesidum facultate.-En
8.
0
,
de
S
1
ps., s.
1
h. p. n.
EL P.
ANDRÉ DIEGO DE
LA FUE
1
TE.
E
ta obra propiamente no es seudónima,
como se ve, pero la ponemos aquí para ocu·
rrir al engaño de nuestros bibliógrafos, que
la dan por tal, y exponer de paso los curio–
sos descuidos que ha ocasionado el nombre
de su verdadero autor.
Backer le llama en una parte Andrés
Prudencia Fuente (r, 1985)¡ y en otra, An–
drés Prudencia Fuente, ó Andrés Diego
Fonte (m, 2196).-Sommervogel, que en su
DicH011n.
no se atrevió á resolver si, en
efecto, se llamaba Andrés Diego Fonte ó
Andrés Prudencio Fuente (col. 32:
cfr.
119+,
1306, 1308), le da este segundo nombre sin
ninguna dificultad ni reparo, en su
B . A1.
(pág. 198, núm. i942) y
B ibHoth.
(1u,
!05 2).
Realmente, existía en Faenza el año de
1773 un P. Andrés Prudencia Fuente, natu–
ral de Guanajuato¡ y á él le había atribuído
ya la dicha obra Beristain, aunque advir–
tiendo que «hubo [á fines del siglo
xvm
otro Padre mejicano] del mismo nombre
y apellido, natural de S. Luis Potosí» (1,
467). No debieron de fijarse en esta ad ,·er–
tencia Backer ni Sommervogel, y menos
todavía en la inexactitud de llamar Andrés
Prudencia al de San Lui Potosí, cuando
éste se llamaba indudablemente Andrés
Diego de la Fuente, cuyos nombres y ape–
llido era muy natural que en una composi–
ción latina se convirtieran en los de
A11-
d1·eas Didacus Foutamts.
Así los habla interpretado ya D. Fran–
cisco Javier Conde y Oquendo en su
Diser–
tacion sobre la Aparici'on de !a por! 11/osa
Imagen de Ma1·i·a Sma. de 1 1exico,
si bien
á costa de tres errores en uno, aun más gra·
ves que el anterior.-«El poema latino de
D. Andrés Diego de la F uente, presbítero,
lo tengo por extrangero, aunque el apellido
suene á espaflol; pero como el autor no ex–
plica su patria, y su obra es latina, reducida
á exámetros muy elegantes, á lo que se
agrega haberse hecho la imP,resion fuera del
reino en 1683 (y no en 1783, como dice el
Dr. Bartolache,
Optisc. Gnadaluf>.
P.
I,
§.
14, núm. 50) y fuialmente, el no encon–
trarse su nombre en la Biblioteca Hispana
de icolás ntonio; por todas estas razo–
nes, digo, no me atrevo á contarle por na–
cional», escribe el indigesto disertador
(rr,
209), á quien sigue D. Agustín de la Rosa
en su
DisseTt. Hútor.-Theolog. de Apparit.
B. A-1.
V.
de Gnadalttpc
(págs. 203-4). -
Parece excusado anotar que no existe la
edición de 16 3 que supone Conde y
quendo, ni la de 1783 que reprende en
Bartolache, como tampot:o la de 1788 que
inventa Beristain (r, 467), ni la de 1738 que
añadieron por su cuenta Backer (r, 19 5) y
ommervogel (m, 10"2), ni la de 1736 que
antes había imaginado este último ( B. M.,
pág. 198
1
núm. 1942).
Por lo que hace al autor, parécenos que,
aunque no tuviéramos en nuestro apoyo la
autoridad explícita de Hervás (r, 57, v.) y
Caballero (Mss., núm. 640), que alribuyen
esta obra al P. Andrés Diego de la Fuente,
bastaba solo el nombre que lleva en la por–
tada para que se la atribuyéramos ;\. él,
cuando no hay la menor sospecha de que
fuera intencionadamente seudónima. Añá–
dase que el calificativo de
« .... senio jam frigidus Anser »
que se da el autor en la
E!tgia
preliminar
(pág. 5), es más propio del P. Andrés
Diego, nacido á 9 de Diembre de 1705, que
del P. Andrés Prudencia, que no nació
hasta el 21 de Mayo de i719.
Medina, en su
IJibliot. Húp.-Americ.,
llama al autor Andrés Diego de Fuentes
(v, 79, núm. 4608); pero es descuido.
3722.-Andrece Kolleniz, Ord. Eremi–
tarum S. Pauli, Assertiones Theologicce