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EXERCICIOS SANTOS

199

que todos gozen de este tesoro, que tantos

años ha estado escondido, me determine

sacar

a

luz estos papeles.....

No podía dársenos satisfacción más cum–

plida de la aventurada atribución de dos

años atrás¡ ni parece que se nos pueda

pedir testigo más abonado que el Dr. Pérez,

de haber sido el P. Francisco de Salazar el

indisputable autor de estos

Exercicios Es–

pin'tvales,

que, cambiado no más que el

título, son los mismos

Afactos y Com1dera–

ciones devotas

de que ya tuvimos ocasión de

hablar en los anónimos (al núm. 61).

4026. -

Exercicios Santos de Refor–

macion Christiana, por Oon Francisco

Bermudez de Castro, Doctor de Theolo–

gia,

y

Professor en la Ciudad de Cuellar.

En Valladolid, por Geronimo Murillo,

1622.-En

8.º

EL P.

FRANCISCO

(BERM, DEZ)

DE

CA TRO.

<~Fr.

de Castro pub. d'abord ce dern. ouv.

sous le nom du doct. F. Bermudez de Cas–

tro, profess. dans la ville de Co'illas, mais il

en donn<,1. une autre édit. sous son propre

nom, Séville, 1635. C'est ce qui a donné

lieu

a

l'erreur du sav. bibliog. ic. Anto–

nio, qui fait deux personnages différens de

Fr. de Castro et de Fr. Bermudez de Cas–

tro», se dice en la

Biograph. Um'vers. en

six vol.

(r, 516).

En efecto, Nicolás Antonio, en la 1.•edi–

ción de su

B1'b/iotlteca Nova,

dice en una

parte: «D. FRANCISCVS BERMVDEZ

DE CASTRO, Theologire Doctor,

&

Pro–

fessor, utl se nuncupat, in schola oppidi

de Cttellar,

edidit - Exercicios santos

de

R efonnacio11 Christ1ana.

Pincire apud Hie–

ronymum Murillo 1622. 8.» (1

1

311)¡ y en

otra, poco más adelante: «FRANCI CVS

DE CASTRO.... Dimissus aliquando Socie–

tate edidit, sese

Doctorem Fra11ciscum Ber–

mudez de Castro

nuncupans-Reformacion

clwistiana:

quem deinde librum locuple–

tiorem

a

se factum edidit iterum, cum in

Societatem denuo admissus fuisset, Hi–

spali 1635» (r, 317).

Pero no es eso lo peor del caso, sino que,

á pesar de haberse añadido con toda adver–

tencia, en la 2.• edición de Nicolás Anto–

nio, la cláusula «V. Franciscus de Castro»

al

pie del articulo de D. Francisco Bermtí–

dez de Castro

(e,

406:

cfr.

414)

1

como para

ignificar que pudieran ser una misma per–

sona, todavía nos presenta Backer como

dos autores diversos

á

los PP. Francisco

Bermúdez de Ca5tro y Francisco de Castro

(1,

579: 1128-29).-También Sornmervogd

dedica su correspondiente artículo á cada

uno de ellos¡ sólo que, como no halló para

el del P. Bermúdez de Castro noticias espe–

ciales de quién pudiera ser, tuvo la precau–

ción de avisar en nota: «C'est, peut-etre, le

P.

Franc;. de Castro, mort en 163z.

1

dont je

parlerai

a

son tour»

(e,

1345)¡ y, descritas

más adelante, en el del

P.

Castro, las varias

ediciones y traducciones de su

R eformacicm

Cl1risti'cma,

añade: «Voir: Bermudez de

Castro....

»

(11,

863).

Pero no puede haber la menor duda en

que, real y efectivamente, el que primero

se llamó D. Francisco Bermúdez de Castro

en lo

Exerciúos Sa11tos de Reformacion

Christiana,

es el mismo que algún tiempo

después, en la

Rejormacicm Christicma

ó

ClzristianaRejormacionse

nombra P. Fran–

cisco de Castro.

Para con vencerse de ello, basta leer el

aviso que cuidó de anteponer á la nueva

ejición que, vuelto ya á la Compañía, dió

de su obra, y reproducen á la letra algunas

de las siguientes. Dice as[: «Avra ocho

años, Christiano Lector, que salio

a

luz este

libro, algo desmedrado, y tal que yo q

~

soy su padre natural, lo descon ocl, y se lo

ahije

a

un amigo mio (que era otro yo) de

mi mesmo nombre, carne, y sangre. Mas

no lo perdi de visla, ni lo desampare, antes

(viendole algo apazible, prouechoso, y agra–

dable, y que muchas personas assi seglares,

como Religiosas Jo buscauan, pedian, y lle–

uauan

a

sus casas, con tal afecto y priessa,

que en breue tiempo se gastaron tres im–

pressiones), me alente

a

criarle, y crecido,

fue fuerc.;a vestirle de Primauera del cielo,

matizada con algunas de las flores que el

Parayso Terrenal de la Escritura Sagrada

produze, y los jardines curiosos de los san–

tos exalan, para que te de mas gusto, y sirua