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EL ALMA EN SOLEDAD
ción calleresa, como parece por la dedicato–
ria . ¿Lo será también la traducción adjunta
con
el
título de «Ivlii Caesaris Cordarae
Eclogae Militares a Nivildo Aphronio La–
tinis versibus expressae », que va á las
págs. 33-66 ?
«Sono discordi i bibliografi su! vero au–
tore della presente trad uzione latina. Chi
l'attribuisce allo stesso CoRDARA, chi a
Francesco CARBONI, ex-gesuita sardo, col
cui nome furono anche stampate in Napoli,
per cura di
Saverio Mattei.
Il
Vallauri
(Storia della poesia
t'n
Piemonte,
p. 18) non
esita di asserire che furono voltate in latino
dal Cardara per suggerimento del CARTIONI
suddetto », dice á este propósito Melzi
(u, 234).
P ero Caballero, habiendo escrito prime–
ramente que« sciendum est Cordaram hanc
suam interpretationem edidisse sumpto no–
mine Nivildi
Aphroni·i,
quo latere credidit
CI. Xaverius Mattei Franciscum Carbone,
illasque sub nomine Carbonis Neapoli eden–
das curavit» (r, 12 r ), luego más adelante,
como mejor informado y á manera de quien
se corrige, dice así: «In dicatione perspicue
ostendit Carbooius interpretationem lati–
nam non esse Cordarae his clarissimis ver–
bis: Jstae eclogae latinae tibi dicun t ea
parem tibi voluptatem creaturas, si qui He–
truscas illas fecit latinas fecisset (queste
egloghe latine vi dicono, che sarianvi piac–
ciute egualmente , qualora quella istessa
mano maestra , che le fornl del T oscano,
avesse lor pure assettati gli abiti del Lazio).
Expressius deinceps pag. 35 ait Carbonius
(Nivildus Aphronius) in
praemoni'to ,
se,
non vero Cordaram , auctorem esse inter–
pretationis latinae:
Jtalas,
ait,
viri Cl.
Julti"
Caes. Cordarae eclogas latine reddtf1wus,
non verbum verbo curavi i11terpres fidus.
Aliquid scilicet addidi de meo.... i'lle
(Car–
dara)
me probet auretts germanae latini'tatis
cultor, cufus sensa latinis, ut potui, formu–
lis expressi paulo fidentior.
H is Carbonii
testimoniis se opponunt Nostri Carrara in
dictionario Virorum illustrium verbo
Car–
dara,
et Aloisius Maria Buchetti in eleganti
Cordarae vita, quae praeit tomo I.º operum
Cordarae edito Venetüs 1804. Carraram, et
Buchettium imitatur noster quoque Maurus
Boni in eleganti praefatione tomi rv. ope–
rum Cordarae munitus tribus ipsius litteris
ad eruditissimum virum Franciscum Can–
celli~ri »
(rr,
22).- También las hallamos atri–
buídas al P. Cardara en Weller (pág. 388).
No dejan •de ser bastante fuertes, como
se ve, los argumentos que aquí se alegan
en favor
y
defensa .de las dos opiniones
contrarias;
y
ésa se nos fig1,1ra haber sido la
causa por qué ni Backer
(r,
1077, 1373) ni
Sommervogel (n, 722, 1423 :
cfr.
D., 252),
que los conocieron, quisieran declararnos,
ni aun indicarnos siquiera, á cuál de las
partes se inclinaban.
Nosotros, procediendo con toda ingenui–
dad, diremos que nos parecen completa–
mente satisfactorios los que se aducen por
la del P. Cardara, mientras que hallamos
alguna dificllltad en admitir como tales los
que tan hábilmente acomodados presenta
Caballero' por la 'del P. Carboni. Pues el
texto italiano de la dedicatoria es tan am–
biguo
y
equívoco , que puede hacer muy
bien á dos sentidos;
y
el latino, aunque tan
concluyente en la apariencia, sufre decorosa
interpretación en el supuesto y artificio de
quien se empeña en ocultar, ó en que le
oculten, lo más posible su nombre.
L a verdad es, sin embargo, que, no sólo
aparece' el del P. Carboni en la edición na–
politana de estas
Églogas,
sino que parte
de ellas se reproduce también con el título
de « Egloghe Militari scelte dell' Abate
Giulio Cesare Cardara colla versione la–
ti.oadel!' Abate Francesco Carbone », á las
págs. 47-81 de «Capitoli sulla P arrucca del
P. Ruggiero Boschovik e due Egloghe Mi–
litari del!' Abate Giulio Cesare Cardara di
Calamandrana. Cosimo MDCCXCIL Presso
Domenicantonio Quercetti Stampator Ves–
covile , e Pubblico. Con approvazione»,
en 8.º, de vr-81 ps., s. r h. de port. ;
y
que
últill!amente Tola da por averiguado haber
sido el P . Carboni el verdadero traductor
de las
Églogas
(r, 178, en nota).
3948.-EI Alma en soledad en un día
de retiro de cada mes, para santificar la
muerte con las máximas de Jos Ejerci–
cios espirituales de San Ignacio de Lo-