IV
ADVERTE:\ L\
En los
iaj ero se encu entran ala-una noti–
cias; pero no siempre exactas: anduvieron d
prisa
examinaron d e li gero,
y
staban preocu–
pados con
id as preco ncebidas d e antemano.
Las relaciones d e los viajeros han le er exami–
nadas, por lo mi mo,
on un
rit rio ilu strado
y r cto .
Tradiciones a nti o-ua no cxi t n;
y
el
e tu–
dio de los objetos perteneciente á los antiguo
aborí o-e nes se hace cada día más co to o
y
má
difícil. -
No obstante, b s dificultad s no no
d eben hace r d esmaya r;
y
los ob táculo , en vez
el e d e alentarno , nos han d e infundir brío para
pe r~eve rar,
con constancia, en nu e tra
im
ti–
o-aciones.
L a ciencia d e
la
Prehi toria
cuatoriana no
ex ist
todavía: no ot ros,
co n nuestros trabajes,
lo único que hemos hech o ha sido ab rir
el
cami–
no
y
señalar el rumbo : más ta rd e, nueva im es–
tigac iones
scla recerá n los puntos o curo , re oi–
\'erá n lo
duelo os;
rectifica rá n lo
er rores en
qu e hayamos incu rrid o,
y,
tal
vez,
confirmarán
las conjetura que hemos formado .
Eu c!d e se r que en este opú culo repitamos
alo-un a
co a , que
ya
n nu e tros a nteri o rc
esc rito hemo dicho; ) pedimo que no e 11
\·e
á
mal esa repetici ón p ues hay oc:-t iones en q uc
la ex ig ía
la
nat uraleza mi ma d el asunto.
L a ·
obse rvacio ne
expuesta
en e te opúsculo
on
el resultad o de lai:o-os e tudio , en los cual '
hemos per e\'crado ha ta aho ra .
Ya h erno
rnanife tado en nuc tro
Estudt'o
sobn: los Aborígenes del
Carclu:
y
de
l mbabztnl,
nue tra opinión en punto
á
la hi toria de lo
llamado
cyris
ó
R e)
e
de
uito, y a hora
in istirn os n ello; pues la tradición,
n que
e
a
narración h i
t
'rica se a¡ o
ya,
nos pa rece de
ti~