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-

VI -

ros con los infieles Campas, que habitan en amb::is márgenes del

menciona~o

río, pintándolos como hombres facinerosos y criminales, que iban

á

causarles

á

ellos y á sus familias grandes daños; por lo cual abandonaron _la: balsa en

que bajaban con lo misioneros, echándose ellos

á

nado, mientras sus compa–

ñeros, ocultos en la espesura del bosque, los mataron de la ·manera más horri–

ble, en medio de una lluvia de flechas.

En el Ucayali, los únicos comerciantes que pueden manejar bien

á

lo~

hipibos, cunibos, panos

y

piros en los viajes por los ríos, en los trabajos de

cauchu, chacra y demás, son aquello. que saben bien la lengua de dichos in–

fieles; mientras que de los demás e burlan

á

sus anchas, y cuando por fuerza

se les quiere obligar al trabajt>, se escapan en la primera ocasión, iuternándo-

e en los hosques.

Y

si á los comerciantes que disponen de tantos medios para atraer

á

los

·alvajes, les suced esto ¿qué..podrán e perar los misioneros que sólo cuenta'n

~on

el crucifijo

y

la. persua ióu'? ¡Ah! el misionero debe esgrimir con perfección

esa arma poderosa del idioma, si no quiere que

!9US

trabajos sean estériles y de

ning6n provecho. ¿Uómo podrá hacerles entender los misterios de nuestra re–

ligión,

y

que practiquen una moral' para ellos totalmente desconocida

y

dia–

metralmente opne. i,n.

á

sus costumbres, si no po ée su l ,nguas? Aún no otros

para hacernn entender de la per onas que hablan el mismo idioma, necesi–

t.amo con frecuencia echar mano de algunos ejemplos, comparaciones y sími–

les; y

e~to,

que

ya

tienen

alg ~rna

idea

é

in trucción. Pe1·0 el

salv~je

que care–

ce

d

toda in trucción y es

mtiy

pobre en idea:, hay nece.jda de qne el mi- -

sionero apo tólico lo bu. que en el

fondo

de

su

choza,

l<~

hable, lo persuada,

ilu tre.

u

inteligencia, forme u c:orazón y lo conqui ... te para Dio .

Na<lie mejor,

pue ,

qu el

qu

ha experime11tado por algún tiempo éstos

y

otros rnuchí irnos inco1nreni ente , sabrá nprecinr como onviene la impor–

tancia y nec idaJ de saber las leuguas de los infieles q ne vi ven eu la región

de la Montaña.

Para obviar en parte estas dificultades y facilitar á lo nuevos misioneros

·u

trabnjo, en el mejor de empeño de su ministerio apo 'tólico, displlti0 el.

M.

R.

P. Prefecto de las Mi ion e· que e imprimiera un uVocabulario Castellano–

Quecliua-Pano,, con algunas regl as de gramática que se han podido observar.

Al cumplimiento de esta voluntad de nuestro uperior, e enea.mina este mo–

de to trabajo.

Hay que tener pre 'ente que iendo esta lengua enteramente desconocida,

el trabajo que hoy ofrecemo no puede ser completo y acabado; sin embargo

lo

jnzg~mos

muy útil, y el que se aproveche de él con la práctica, en poco

tiempo podrá habl ar con bastante perfección dicho idioma.

El se habla por toda la tribu de lo panos, quienes se convirtieron

á

la

de Cri to en

b .

antigua misión de Sarayacn; y segú n el Iltmo. y ·Rn:o. P.

Fr.

Nicolás de Annéniia, (en la relación de su viaje al uMadre

d~

Dios») es el

idioma general del Ocayali; del cual el hipibo, Cunibo, Cashibo y Piro, no

n sino dialectos derivado. del mi mo.

Y las

tribus Pacaráguas y Aráonas

que habiüm en el ccMadre de Dio

·n,

con poca diferencia hablan tambien el

mismo idioma, como asegura e te ilu tre Prelado que fué

misionei~o

del cole–

g io

de Propaganda

Fide <le la

Paz.

En cuanto al Quechua, debemo advertir que, aúnque e el idioma gene–

ral qne hablaba1:i !os primitivos péruanos, y que aún hoy se habla (sobre to–

do en la Sierra); pero como iln cada región varía tanto, nos ha parecido

c'<?h-

-\•eniénte ·a.fütrlir16 :.en et ocabulario, ta:l comó ló-hablan .los

chobone8:ael

'

Qcayali,.

y

demás

i:nor~do~es

de la.región de )1ai1laS.

Y

IfO

lo..ju~atnos'

uienos