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PRÓLOGO

La permanenci::"t, por al ·unn.

n.ño

, ntre lo infiele de1 Oriente <lel Perú

y

1os lances que

en

di.~tinta

11ca··io11

hcmri.

pi1.,acln,

110.

han h echo cnnocer

experimentalmente,

lct

conven i ncia

r

aún la nece.:idad qne tienen no ólo el

misionero apo. tólico, . ino tamhi'n l iajero

y

comvr i<-tnte qne pretendan

1

éxito

feliz de

alguna xpediciún

por In.

r gión

m

ntaño

a.

Jel oriente,

de co–

nocer la lengua de lo alv<1jc por donde tienen quepa

ar, '

del lugnr en 1lon- ·

<le

pien~en

fijar

su

re idencia.

E.:;

evid nte que, cn1tnclo lo" infieles oyen que se

les habla en su propio idioma, cobrnn g ran cariño) re pe o

n.1

xpedicinnario

misionero

ó

comerciante con qnien tratan; parece qu

ponen toda u fiereza

e

alegran de tratar con el civilizado in que su pre encía le cau

e mi

do·

en–

tran en relacioues con el comerciante,

y

e prestan fácilmente á acompañar al

viajero en la espesura del bosqne) eguirle, gu to o n u. e cnr ione . Pero

más que todo es un e tírnulo poderoso

rara

que oigan dócilmente lo

on

jo

del misionero, se aprovechen de u ens ñanza

y

entren en el gremio de la .

Iglesia Católica.

Además, cuanrlo se posée la lengua de lo infieles con quienes se trata, ·e

conoce con más facilidad las co tu

m hrpc:.

n~os

y

modo de ser de lo mi mo ,

1

por esto,· se les trata con el r.ariño

y

u ~wg

Hdad qu in piran esos infelices

y

desgraciados seres.

Y

por el contrario: si se ignora

n

ab oluto, sobre no poder

ser útil para ellos, ise corre gran peligro de ser traiciona<lo por lo mi mo

abandonado en medio de e. o enmarañado

y

espe o bosque.,

y

hallar la

muerte donde menos se pensaba.

La historia de las Misione. nos pone de manifi to

la:

funesta con ecuen-·

cias que

han

teniio que lamentar algunos \iajero al entregarse imprucl nt -

mentemente en manos

<le

los intérpretes. ¡Cuánto no han ido muecto.

!

¡Cnántos no han perecido de hambre,

ó

devorado por alguna fiera, abando–

nados en lugares

para

ellos enteramente

de~ conocido... .

La

muerte trágica, '

alevosa del

R. P.

Cbimini

y

compañ~ros

en el río Apurímac,

no

tuvo

n

ú

ori–

gen

que la

intriga traiciouera ,del intérprete que los acompañaba

en

su exp.e

d.~ ai., :U~~li

•.

,~ ho~bi-e

fuuestt> indis

á

dicho Padre

y

t~:m1pa~~