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DB LAS SALINAS.
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magro envicn· un navío, en el cual vayan dos P.ilotos de cada
parte,
é
un escribano de cada
parte ~
é
una ó dos personas
que conozcan el dicho pueblo de Santiago, todos j.uramenta-
. dos que fielmente tomarán la dicha altura, saltando en tierra
por los balances que el navío podria dar,
é
así tomada la
dioha altura en el dicho pueblo de Santiago, los pilotos de–
claren ante los escribanos sus dichos, é ar-í con toda fideli–
dad lo tenga, para que, visto, se haga
é
cumpla lo que S. M.
manda».
·
"Otrosí; po.r cuanto el dicho Gobernador D. Francisco Pi–
zarro, ose •endo
jurí.9i~mente
la ciudad del
Cuzc~
con toda
paz
é
pacificacion, teniendo en ella
SU$
tenientes
é
oficiales,.
el Adelantado D. Diego
~e
Almagro, con mano armada
é
pu–
janza de ·gente, le tomó la dicha ciudad
é
prei:idió sus tenien–
tes
é
oLras personas, de c¡ue Dios nuestro .Señor
é
S. M. han
sido muy deserv.idos, lo cual ha sido todo en mu y gran per–
dicion de estos reinos, de donde han sucedido grandes alte–
raciones, así entre los naturales como entre los españoles va–
sallos de S. M. ; por tanto, que debo de mandar é mando,
que el dicho Adelantado que a:sí despo'ó _aL Q.icho Goberna_–
dor D. Fran_Q_isQQ
Pifar~o,
no habiendo poder ni facultad
de S. M. para lo hacer, ántes yendo contra sus Reales provi–
siones, que mandan que estén en toda paz
é
concerdia con el
dicho Gobernador D. Francisco Pizarro, é·que de la ida que
fué
al Cuzco el dicho D. Diego de Almagro, cuando Soto le
resistió la entrnda,
a
S. M. le ha de pi cido; é tomar, como
tornó, el dicho D.
~e
Almagro la dicha ciudad del
Cuzco, por su autoridad, es ir contra lo que S. M. manda, por
donde parece claro no ser Gobernador de la · dicha ciudad ni
juez para prender, como prendió, al teniente del dicho Go–
bernador D. Francisco Pizarro, é yo por tal no Gobernador ni
juez le nombro, pues que de hecho no lo es; é porque no
podria habe1: paz ni sosiego en estos reinos, sino muy gran–
des alteraciones sobre esta alteracion, é fuerza,
é
prision, de
que Dios nuestro Señor y S. M. serian muy deservidos; por
ende, que mando al dicho D. Diego de Almagro, que dentro