DE LAS SALINAS.
67
yor, Grabiel de Rojas con otros algunos, é les dijo: «Bien sa–
beis como por vuestro parecer
y
determinacion yo envié
á
la
puente de Abanca
y
á Diego de Alvarado é á los otros, para
que requiriesen á los capitanes que allí estaban, que, cum–
pliendo las provisiones del Rey, me· recibiesen por Goberna–
dor, pues estaban en los términos y límites de esta ciudad, é
segun veo, he colegido quellos están presos
é
no es en su
mano venir con la conclusion del nego.cio; por eso, mirá qué
es lo que os parece que debemos hacer». Rodrigo Orgofiez,
dijo: "que él no creía otra cosa sino que ellos tenian prision
en sus personas, é pues ya la guerra se babia comenzado, que
matase á Hernando Pizarro é que todo el campo saliese á
li–
bertarlos, pues ya sabían cuántos amigos tenían allá, que
viendo sus banderas se habían de pasar á ellas,,. A los más
de los capitanes les pareció muy bien el parecer de Orgoñez;
mas el Adelantado, deseando solamente haber la goberna–
cion, que él creía pertenecerle, sin mucho daño,
y
como las
guerras no estoviesen tan encendidas ni se toviese en tan poco
matar los hombres como despues, puesto que él quisiese mal
á Hernando Pizarro, temía la ira del Rey no le castigase, y
en alguna manera se condolía del Gobernador D. Francisco
Pizarro para no darle tan gran pesar; por
est.ascausas, en lo
que tocaba
á
la muerte de Hernando Pizarro, visto, dijo que
no quería que en ello se hablase,
y
Orgoñez le respondió, que
se mostrase muy piadoso, que él tenía por tal hombre
á
Her–
nando Pizarro, que, si él vivia, él se vengaría á su vol untad.
El Adelantado le respondió, que no queriá que le toviesen
por cruel ni sanguinario; que mandase apercibir la gente é
tocar los alambores , para que saliesen luégo otro día las ban–
deras. Rodrigo Orgoñez dijo que lo baria como se lo mandaba,
é todos se ape1:cibieron é salieron de la ciudad, dejando por
teniente á Grabiel de Rojas, con recaudo convenible que guar–
dase
á
Hernando Pízarro
y
á
Gonzalo Pizarro, su hermano. E
salido de la ciudad del Cuzco el Adelantado D. Diego de Al–
magro, con sus capitanes
é
más gente que consigo tenía, en
tres dias allegó á la puente de Apurima, adonde mandó que-