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GUERRA
case las prov1s1ones que traia, de •
q~e·
era ya informado;
Diego de Al varado tambien por su parte, cono"ciéndo que· ·
Alonso de Alvarado no tenía voluntad de hacer nenguna cos;l
que fuese en pro de Almagro, de le requerir con ellas;
é
luégo
que hobieron comido, mandó al escribano 9ue.las notificase
al General Al nso de Alvarado, é
á
los <lemas capitanes que.
con él estaban, requiriéndoles que
Ja¡¡
~b~deciesen~
é
cum- _.
pliesen corrio
á
provisiones de
:S.
M. ,. é se metiesen debajo
del .mandado del Adel_a11tado, pµes estaban ,en los términos é
jurisdiccion de sú· gobernacion, donde no, que se saliesen·
fuera é la dejasen libre.
É
.yá
que el escribano quería ·leer
las pr<:lV'isiones, Afonso de· Al varado respondió que é: venia
solamente
á
conqui.star las provincias é traerlas al servicio
de S. M.,
por
mandado de D. Francisco Pizarro,
á
quien· él
tenía por ·Gobernador é ca pitan general, é que, sabidas las
cosas que habían pasado en el Cuzco, por no deservir al Rey
babia determinado de hacer alli alto
é
aguardará ver qué es
lo que le mandaba su General; que ya le babia enviado men–
s~jeros
que le avisasen de lo sucedido, é no sabía el término
de la gobernacion de Almagro cuál era
y
adónde se acababa
la de Pizarro, su Gobernador.
Die~o
de Al varado, por las pa–
labras que oyó al ca pitan, conoció no tener gana ni voluntad
de ver las provisiones; le tornó á decir que él traía allí aque–
llas provisiones, é que pues eran los términos de Almagro:
que las mirase y obedeciese. En todo esto, los capitanes é
más prencipales del real, estaban alrededor de los mensaje–
ros
é
del capitan Al varado, el _cual, tomando parecer con al–
gunos dellos sobre lo que haría de Diego de Al varado
é
de los
que habían venido con él, le dijeron " que pues habían tenido
atrevimiento de venir
á
su real, que sería muy bueno pren–
derlos; é pues tenían preso á Hernando Pizarro
y
en términos
de le quitar la vida, que para seguridad della,
é
como en ma–
nera de rehenes, se debian de detener ó enviarlos al Gober–
nador. Alonso de Al varado, teniéndose por bien aconsejado, '
los mandó
pre~der
é quitar las armas, é que les fu esen echa–
dos grillos. Diego é Gomez de Alvarado mostraron gran sen-