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DE LAS SALINAS.

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voluntad aquella jornada quisiese hacer, castigando los mo–

vimientos que hobiese habido, é no dando lugar que los na–

turales se consumiesen, pues ya habia sido informado de la

mucha disminucion que en ellos habia habido en las ciuda–

des de Popayan

é

Cali, que en aquellas regiones están situa–

das. Teniendo deseo de procurar de que S. M. le hiciese mer–

ced de que las provincias del Quito,

é

las

é

él comarcanas, por

su hermano Gonzalo Pizarro fuesen gobernadas,

é

asimismo

mirando

á

quién negocio de tanta importancia encargase,

puso los ojos en Lorenzo de Aldana ;

y

determinado

é

p1ati–

cado con Antonio Picado, su secretario, le mandó llamar di–

ciéndole en secreto, que conociendo su prudencia

é

deseo que

tenía de servir

á

S.

1\1.

con la lealtad 6 voluntad que sus pa–

sados le sirviemn

é

que le sería buen amigo, le quería en–

cargar el negocio de más importancia que en todo el reino

había, donde honra con provecho le podría recrecer. Dicién–

dole más, que bien sabía que el capitan Sebastian de Belal –

cázar había sido nombrado por su teniente del Quilo,

é

que

despues que entró en el reino D. }?edro de Alvarado é Don

Diego de Almagro al'lá fué, se quedó el mismo Belalcázai· en la

provincias,' dando 1ugar

á

muchas solturas é que los naturales

·se desipasen, pues tantos millares de ellos sacó de la provin–

cia del Quito para los demas descubrimientos que habia he–

cho, é que con cautela le pensaba entretener y engañar para

que él .no proveyese justicia en aquellas partes; ele que era

obligado á dar á Dios nuestro Señor cuenta estrecha

é

á

S. M.

É

no obstante la relacion del mismo Belalcázar, elijo que no

le queria obedecer, pues, contra su mandamiento, prendió á

Pedro de Puelles, al cual llevaba consigo,

y

tenía pensa–

mier10s de haber el gobierno de la tierra, con el favor que la

gente que con él andaba le daria, por el poco castigo que les

hacia dejándolos andar

á

su voluntad.

É

que si · no fuera

por los alborotos

é

descordia que habia entre él

y

el Gober–

nador D. Diego de Almagro, que él fuera á remediar aquella

tierra castigando al capitan por su mal propósito ;

é

teniendo

de él esperanza que haría lo que por él le fu ese mandado, le