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CONDE
DE
LA MONCLOVA.
mas
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ménos duras, y
habi~ndo
de hacerse casi
todos los trabajos por piqueros, yapires
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carga–
dores y otros operarios que solo disponían de la
potencia de sus músculos.
El desarrollo de las artes y manufacturas no
podia corresponder al de la minería. Los objetos
de lujo venian en su. mayor parte de fuera,
á
todo costo, para el uso de pocas personas; los de
necesidad se trabajaban en la cantidad estric–
tamente indispensable, cuidándose poco del per–
feccionamiento artístico. Ademas, faltando los
grandes enseñanzas y estímulos, sujetos los prin–
cipales oficios
á
as o denanzas de gremios, y
abando ado
e;
gen ral á las clases abatidas,
no podían espe ar e los gr:anaes prqgrasos deter–
minado
oble e-muladon, la;
luces y la
concurr ncia libre.
s de muy admirar, que en
circunstancias tan desfavorables se produjeran
muy bellas obras en platería, tejidos y otros tra–
bajos usuales. La feliz disposicion de los pe-·
ruanos se dejaba ver aun en labores imperfectas
en sí, pero que ejecutadas sin aprendizage regular
y casi sin instrumentos, no podían ser conce–
bidas, ni llevadas
á
cabo sino por hombres
ricamente dotados de inventiva y de destreza . El
genio no tenia cabida en las grandes manufac–
tura de los obrages; porque de operarios for-