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AVARRA Y ROCAFUL.
entonces con gran empeño
á
escarmentar
ó
re–
ducir l_os bárbaros del Tucuman, abortaron por
la fácil dispersioll' de .estos en su dilatado terri–
torio, y por las desacertadas operaciones de los
· expedicionarios. La tranquilidad
interior casi
nunca exigió desplegar grande fuerza . El poder
del gobierno reposaba en los hábitos de obedien–
cia, creencias religiosas y vínculos sociales con
la metrópoli. Los blancos
y
cuantos aspiraban
á
confundirse con ellos, no estaban dispuestos
á
destruir un órden de cosas, que les dejaba gran
licencia en su vida privada y los tenia aletar–
gado e
la vida p' blica. Las cla es oprimidas,
fuer d
u 1
er ·ida
lfre
ue
e
qui ar .el sen–
timi nto de 1 fuerza propia, no o ian avenirse
en un cmsam·
cto cile sublev e-ion, por las riva–
lidade ,
la
ividian profundamente, y por el
temor, que les era comun con lo dema colonos,
e exponer e al yugo mas detestado de hereges
estrangeros. Si desde el Virey hasta el individuo
mas subalterno profe aban poco respeto á la ley;
al infringirla in escrúpulo, salvaban los dere–
cho
de la autoridad, cubriendo sus faltas con
cualquier pretexto
y
diciendo, obedezco, pero n
cumplo.
ara vez
e vieron obliga a
la pri–
mera
autoridade
J
á
pre entarse en el lugar de
a cidentale disturbio ; y uno [pocos soldado