DON LUIS DE VÉLASCO
13
de San Diego. Tambien pensaba el Virey en
nombrar un
padre de moz os,
que cuidara de
buscarles una ocupacion honrosa, y favoreció
la educacion de los niños pobres, sosteniendo ,.
algunas escuelas de primeras letras y confiando
su inspeccion al celoso cura de la matriz D.
Antonio Roca.
Los negros, si bien continuaron, sufriendo
las amarguras de la esclavitud, dejaron de
estar expuestos á las bárbaras penas, que con·
tra ellos se habian ordenado desde el tiempo
de Gasea. Sin embargo; por que sus reuniones
solian ser focos de cor qpcion, donde, reinan–
do la @ml9riaguez, los bailes
t~rbulentos
y la
desenfr
acta la .ci i.a, no eran raros los homici–
dios, los conciertos de robos
y
la ocultacion de
cimarrones; se prohibió que vi viesen reunidos
en corrales, ó rancherías, se juntasen allí para
divertirse ó tuviesen cofradías, verdaderas so–
ciedades de desmoralizacion bajo piadosas advo–
caciones. Las infracciones eran castigadas con
trabajos forzados, azotes ó multas; penas que
alcanzaban en parte á los proprietarios de los
fundos
y
á -los vendedores de chicha en dias
festivos.
Los míseros indios, como la mas numerosa
y
afligida de las razas , merecieron en mas alto