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s uficien~e
par· .hacer e obedecer,
y.
te1nian enviar
un de tacamento pequeño
expue to
á
caer en
manos de hombres turbulentos . Los mestizos del
Sur le
inspiraban Tande recelos,
y
reconocian
b stante su propia d bilidad para comprometer al
gobierno en una lucha en que podrían tener
contra sí la osadía, el número
y
los recur o .
El reino de Chile inspiró tambien por algun
tiempo serias inquietudes. Su gobernador, ya
.ospechoso por
er portugué
de nacimiento ,
había entrado en O'raves contiendas con las auto–
ridades civiles
y
e le
i
t'
ca · vej ba ' algunos
magistrados;
pi
a
á
in luir en u distrito la
plaza de Va d"via,
po
reciente. Su é u1
5r
al
'Un
'P
t'
o~
consti-
uidas en dignidad diri ian contra él gravísima
delaciones, atac ndo u procedimientos oficiale
u
ideas política
y
religiosas
y
hasta u con–
ducta privada. LaAudiencia no sabia que hacerse,
no hall ' ndo e b
tante fuerte para llevar·
'
efecto
u de ead
remocion, ni para in1pedir1
la intempestiva o upacion de V 1 ivi . Ma
las
alarmas cesaron en
reve. El gobernador de
aquella plaza participó, que ha i
re istido
y
resistiría su entrega, miéntras no recibiría ór–
denes de la autoridad superior del Vireina-to .
El mismo Meneses escribió en un entido tran-
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