CLE:OPATRA
RoooGUNA
ANTÍOCO
T IMÁGENES
ANTÍ OCO
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que lo asesina , es tan alta
que en la causa del delito,
otro delito es juzgarla!
Mas por las señas, en
fin,
que de ministrarme acabas,
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fatal confusión, ¿a dónde
quieres que la idea vaya.
«¡Una mano que a entrambos nos ha sido
bastantemente cara¡»
·
Señora, ¿acaso es la vuestra
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o es la de mi esposa amada?
Ambas queríais un hecho
de la crueldad más extraña,
y,
los dos hemos rehusado
el obedeceros a ambas.
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¿Cuál es 'la que se ha vengado?
¡Oh sospecha! ¡Oh ignorancia!
¿dónde cayó de una parte,
estando igual la balanza?
¿Sois vos la que ha de llorar
, 4245
mi dolor como culpada?
¿o vos l.a que ha de huir
mi temor como amenaza?
¡Qué! ¿sospecháis de mí ?
¡Qué!
¿én mí la sospecha -carga?
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Yo soy amante ·y soy hijo;
y
en mí tan fuertes se igualan
amor y respeto que
igualmente riie embarazan, ·
llevándome todo a un tiempo
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mientras todo me separan.
Pero por estas señales
no conocen hoy mis ansias
más que a vosotras. ¿
O~ste
bien? ¿Verdad es lo que hablas,
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Timágenes?
Antes que
juzgue mi sospecha osada
de la Princesa, o la Reína
tal, mil veces me matara.
Pero, en fin, mi relación
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contiene, sin que le añada
oz alguna , lo que dijo
el Príncipe.
Es tan tirana
la acción de una y otra parte,\
tan horriblemente extraña,
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que no me atrevo a creerla,
aun no pudiendo dudarla.
Cualquiera que de las ·dos
su sangre irt ió inhumana,