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por bien acertado,
y
luego ajunto muchos de sus
hombres, a los qllaies hablo dulcemente para que
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fuessen con el al Rio de las Palmas, que era
tierra muy rica,
y
fueron tales y tan amorosas ra–
zones las .que les dixo, que fueron expresadas con
buena yntencion. Mas, en fin, hizieron tan poca
mella en los soldados del Ayuntamiento, porque,
sin embargo de las buenas persuaciones que le
fueron hechas, se huyan de diez en diez
y
de
veinte en veinte, sin ninguna verguen<;a. Y por
desmanda:rsse tanto estos hombres fueron muer–
tos de los naturales que estauan de guerra, en
vezes, .mas de quatrocientos españoles que los
cogian en los montes y en otras partes a donde
se yuan a esconder porque no fuessen haliados.
Despues de muertos los xpianos lQs desollauan a
todos enteros y cerrados, y los pellejos dellos los
hinchieron y embutieron de paja y los ofrescieron
a sus ydolos,
y
se comieron la carne xpiana,
aunque los españoles no dexaron de matar algu·
nos yndios de los naturales que contra ellos ve–
nian. Viendo Garay tanto desman que la gente
toda le faltaua, determino personalmente de verse
con Hernando Cortes para que capitan tan famo–
so y excelente como el. le ayudasse y fabores –
ciesse en la restauracion de su desdichada cayda
y de su reputacion. Resuelto, pues, en este su
pensamiento, y persuadido de los capitanes de
C()rtes, se pusso luego en camino
y
llego a Mexi–
co con los pocos que le auian quedado, donde·
G. d<o Santa Clara,-x1,-5.•
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