103
porque no fuessen muertos como los demas que
auian mu erto en Mexico
y
en el camino. Hernan–
do Cortes no mirando a la furia
y
enojo de los
soldados, los animo
y
esforc; o mucho para passar
adelante,. con varios
y
diuersos exemplos que les
pusso delante de los ojos, de muchos
y
excelen–
tes capitanes
y
soldados famosos que uvo en el
mur.do,assi españoles como extrangeros, los
quales todos passaron grandes trabaxos
y
peli–
gros de sus personas
y
vidas, por lo qua! eterni–
~aron
sus memorias, y que ellos hiziessen otro
tar.to,sin exemirsse de Jos trabaxos, para que pu–
diessen gozar de la holgan c;;a eterna, que era la
perfecta vida. Y con esto les dixo otras muchas
cosas, aplacandoles con buenas
y
dulces razones,
alabandoles lo mucho que auian hecho hasta allí
en seruicio de Dios
y
del Rey, por lo quaJ se–
rian bien gratifficados, y. el en su Real Nombre·
1·epartiria los yndios entre ellos si se ganasse la
ti~rra,
la qua\ tenia esperan c;;a en Dios se ganaria.
De manera que
Co~tes
tuuo en esta negociacion
mucha templan c;;a
y
gran sufrimiento que le valio
harto, porque si con enojo y braueza se tornara
con ellos, le fuera mal, porque o le mataran, o le
dexaran al mejor tiempo, porque eran cassi de los
mas principales del exercito.
10,
quanto vale en
estas coyunturas la mucha prudencia
y
t emplan–
<,¡a, y el sufrimiento
y
cordura en los varones sa–
gazesl Despues destas cosas assi passadas, y des–
pues que Cortes uvo conual ecido de su enfermedad,