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el por mejor capitan, que lo r escebia por notorio
agrauio. Y agora que estaua en visperas de yr con–
tra Diego Centeno se le quitasse esta honrra, no
cabia en razon la (1) diess en agora al mismq Fran–
cisco de Caraua jal, que pa r escia qu e andaua tras el
en quita ll e su r eputacion y honor. No sabia de
donde le preuiniesse este mal hado, como dizen, y
tenia creydo que el mi smo Francisco de Ca r aua jal
le quitaua es tas sus pretens iones y que le e r a _con–
trario en todas sus cosas, y qti e hombre por hom–
bre, que lo er a el tanto como Francisco de Car a–
ua ja l,
y
aun vn poco mas._ Y qu e s iempre se Je opo–
nía a sus cosas como su mortal enemi go, y que
por amor del le quitaron el officio y cargo de
Maestro de campo y se lo di eron a el, y que por
tanto determinaua de le quitar la vida, pues siem–
pre le contraria ua en su pretenc;ion. Y por es ta?
cosas le pesaua que Francisco de Carauajal vi–
ni esse con este gener ela to, que s i otro viniera con
e l cargo no se le di e ra nada, y por es tas causas y
r azones rauiaua, ·brama na y g runia di ziendo pa la–
bra s muy r ez ias y escandalosas contra Carauajal.
Mas despues , r esfriandosele el enojo y no miran·
do a los enojos priuados que tenia (2), lo dissimu–
laua todo quanto e l p9di a, a causa que las cosas
de Gonc;alo Pic;a rro fu essen de bien en mejor, aun –
que fuessen gnia das por qui en el qui siesse y por
bien tuui esse . Porque de s u pa rte no qu eria que se
dañassen, sino que fuessen en crescimient o, como
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