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soldados qu e alli tenia. Ma rauill aclo
]
uan de Ho–
jeda de tal nouedad y temiendose que lo mata–
ri an, no quiso hazer ninguna r esistencia, qu e bien
pudiera , y a lo que se dize qu e se déxo pren–
der porque queria mal al gran cosario, que des–
de Tierra Firme le tra taua ma l de pala bra, o se
dexo por otr a causa alguna qu e fuesse oculta–
Ju an de Hoj eda, entendiendo la vo luntad de los.
prendedores , que lo querian llenar consigo por
fuen;:a o de g rado al Vi sorrey , se ofrescio luego
con determinacion de yr se con ellos, y assi se pa r –
tieron todos juntos en buenos cauallos que tomaron
a los vezinos del pueblo, en demanda del Visorrey.
Sabido esto por el g ran cosari o, que luego se Jo.
fueron a dezir los que se auian quedado , comenc;o
de rauiar con gran enoj o y a dezir mill desatinos
y
haze r mill locuras; daua bozes como desesper ado
derrenegando
y
blasphemando
d~
que todos los
que le vian, tení an entend ido qu e auia de ma ta r
como cruel carni cero a muchos de los suyos, sobr e
sospec ha de la yda de los otros . Y para hazer al–
g un desatino mando luego desembarcar ciento y
veynte ar ca buzer os d
los quales teni a gran con–
fi anc;a, y se fue con ellos al pueblo de Puer to Viejo
y no hallo a lli a]uan de Hojecla ni a otra pe rsona
alguna de los que aui a embi ado desde los nauios.
Tanpoco hallo a Juan de Olmos ni a ni ngun vezi–
no, ni a los estantes y hab itantes, ni a los yndio ,
que todo se auian huydo desamparando sus casas
por que e tauan escarmentado de los dias atras
quando pa o por este pueblo, y ass i se boluio a
los nauios rauiando
y
amenazando a la tierra
y
a la