ni consentir
qu~
los españóles fuessen a conquistar
tierras nueuas, porque en ellas se hazian muy
crueles y
m~ltadores
de los yndios y de los ynno–
centes
muchac~os,
con otros muchos males y da–
ños yntolerables que les hazian, .tomand,oles por
fuen;a lo que tenian. Assi mismo uvo otros frayles
dominicanos y franciscos que dixeron que ellos
se dispornian a ir a las 'Yndias descubiertas y por
descubrir, aunque estuuiessen de guerra, a ,predi–
calles y a conuertillos a nuestra sancta fee ca.tho–
lica, que era lo que Su Magestad en este caso pre-
,-tendia. Por' lo consiguiente dixeron a Su Magestad
los mismos frayles que no auia necessidad que ca–
pitanes ni soldados furiosos y crueles fuessen a
ti.erras de Yndias a ina tar a los yndios ynnÓcentes
derramando sangre humana, sin ·auelles primero
requerido ni llamado en nombre de Dios ni del
Rey, como se auia visto claramente en muchas y
diuersa partes. Porque ningunos españoles de
quantos auian passado y passauan a Yn<;lias del
mar Occ ano pretendían predicalles la doctrina
xpiana, ni enseñalles nuestra sancta fee ca.tholica
para que siendo baptizados se saluassen, sino que
a diestro y siniestro los matauan
1
pre tendiendo to–
dos ellos, desde el chico hasta el grande, su propio
ynteres, cap.tiuandO"los
y
haziendolos esclauos. El
que más en este caso
y~sistio
y con gran yntima–
cion y porfia lo pretendio, fue fray Bartholome de
las Casas, de la borden del Señor Sancto Domin–
go, el qual auia ydó de las Yndias a España tan so–
lamente por hablar a Su Magestad, pórque a la .
·verdád era gran protector y faborescedor de los