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1

'

'

.

- .!Q-

. raban los derechos de la· corona de Castilla

sobre

sus

po-'

··sesi@nes del N

nevo

Mundo,

la

servidumhre

d·e los .indios

estaba

autorizada por

las

leye~

divinas

y

humanas;

.que

á

menos

de que .fuesén

sometidos

á la

autoridad

de

lo8 es–

pañole·s

y

forzados

á

vivír bajo su

inspeccion,

se:ría

impo-–

sible

arranc~rloé

á

la

idolatría

é

ibstruirlos

en los

princi–

pias

de la

cristiana; · que no débía abrigarse ningua

escrúpulo

soore

la legiti'midad de Jos

repartimientos,

aten.o - .

dido á que el

rey

y

su

concej,o

~cepta.ban

su

re&ponsabili·

.dad en su

conciencia;

y

que

en su

consee..:encia los DomÍ·

nicos

y

monjes

de

otras Ordenes debían abstenerse

en·

Jo

suoesivo

de condenar,

llevados de ,

un

celo caritativo

pero

poco

ilustrado,

esa costuru

bre.

Fernando,

queriendo

demostrar claramente

la

i'nten~

cion

que abrigaba de hacer ejecutar

este decreto, 'hizo

nuevas

concesiones de

indios

á

muchos dé sus cortesa–

nos. Pero

afin de no

aparecer completámente olvidaao

da

· los derechos de la

huB;>.anidad,

publicó un

edi(Jto

por

el

cual int.e:Bt6

proveerá

que los

indidB

fuesen tratados

con

·dulzu!a

bajo

el

yugo

á

que los suj<-' taba; r.egul6

la

natura~

leza del

trabajo

cque

debían prestar; prescribi6

la

ma–

nera .como deberían ser vestidos

y

alimentados,

é

hizo

reg]amentos relativos

á

su instruccion

en los-

principios

del cristianismo.

Pero

los

Domínicos,

que

iuzgaban

del porvenir

por

fa

·experiencia que tenían

del

pasado,

s

:intier.on

bien·

pronto

la insuficiencia de

estas

precauciones,

y

pretendiero:n

que,

en

tanto que

los individnos

tU'tiesen

interés

en · tratar

á

los

indios

con

r~gor,

ningun·

reglnmento podría

hacer ·sa

servidumbre dulce, ni

siquiera tolerable.

Juzgaron

que

sería inútil consumir su tiempo

y

sus fuerzas en el ensa·

yo

de

comunicar las verdades

sub1imes del Evangelio,

cuya voz estaba

abatida

y

su espíritu iJ.ebHitado por .la

opresion.

Algunos de

estos misioneros,

desalentados,

pi–

dieron permiso

á

sus superiores

para

pasar

a!

Continente,

á

continuar el

objeto

de

Bus

misiónes entre los indios

que

no

estuviesen

todavia corrompidos

por

el

,ejemplo

de

·1

los

españoles,

ni -prevenidos por sus

crueldades,

contra

los

dogmas del

cristianismo.

Los

que quedaron en

Nueva:

Es-

,