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Apéndices.
las cartas; de manera que Dios ha librado la tierra de un
tirano y la ha puesto en manos de este ((robador. Y estuvo
en términos de perderse la batalla [de Chúpas] por su co–
bardía
y
poco esfuerzo; porque estando ya para romper,
hizo sacar
4 0
hombres de los mejores, que estuviesen en
guarda de su persona, detrás de un cerro donde se puso,
que una culebrina. no alcanzara ... Moririan en la batalla
de una y otra parte hasta
300
hombres. Ha quedado tan
soberbio
y.
orgulloso desta carnicería que se hizo, que
ha destruido y.. talado toda la tierra
n.
Tiene en sí todo lo
habido de los rebeldes, de que pudiera haber aplicado al
real fisco mas de
200
mil castellanos; y todos sus repar–
timientos dellos tiene en su cabeza y de sus criados;
y
algunos repartimientos vende públicamente. El se trata
como rey y no se acuerda de las necesidades de V. M. De
manera que, dando de
s(
la tierra tanto, no habrá en todo
este año para acabar de pagar los gastos de la guerra pa–
sad a. El cabildo de la ciudad y los oficiales de los Reyes,
viendo esto y que lo de V. M . se repartia entre vocingle–
ros y campaneros
y
que estaban sin
lib~rtad,
acordaron
viniese yo
á
informar
á
esta Audiencia
y
pasar, si fuese
necesario,
á
la córte. ((Loque yo hiciera, sino que vistas
las nuevas de cómo V. M. ha mandado proveer para
remedio de la tierra
á
Blasco Nuñez por visorey, deter–
miné aguardalle aquí y informalle
y
volverme con él.
Mas no hago falta, yendo Alonso de Alvarado, el fator
Diego de Mercado, Lope Idiáquez
y
otros que se han
salido de la tierra, por no ver las cosas que en ella pa–
san,
y
van
á
informar
á
V. M.
»
Yo pedí
qu~
un oidor
fuese
á
tomar r es idencia
á
Vaca y tener la tierra en jus–
ticia hasta la venida de Nuñez Vela. Mandáronme dar
fianzas <le mil castellanos para la pena, si no probaba.
Los deposité y dí info'rmacion
ba~tante
que envío
á
V. M.
Aquí todos están espantados como fué provisto en tal car–
go ((un tan mal hombre, mentiroso, vanaglorioso, mal
cristíano
1
codicioso,
y
en quien concurren tantas
y
tan
mal~s
calidades, que Dionisio Siracusano ni Sardanápalo,
en su tiempo, no podian ser tan malos... metelle en su
Conseto real y dalle el hábito de Santiago
y
hacelle otras