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de In Exhortacian

á

la

P"irtu4¡

17

de un pequeño cordel; osaría por

los

azotes , quando

DO

tengan

ventura

éste ,

que

así estudese remedio.

desmandarse en palabras contra

r.Pues qué será juntar con esto

aquel

que

lo

sostiene~

Pue11 si

toda

esta mesa tan rica

y

tan abun ·

e tás colgado, como

d~

un

hilico,

~osa

del

mundo!

que

crió este Se·

de la

voluntád sola de Dios,

de tal nor para tu

se rvtc10~

Todo

quanto

rnaoera, que si él

te

soltase, en hay debaxo del cielo,

ó

e;

para

el

un punto te volverias en nada; hombre ,

ó

para cosas de que se

~cómo

tienes atrevimiento para ha de servir el hombre. Porq11e si

provocará

ira

los

ojos

de esa tan él no come el mosquito que

vuda

alta Magestad , que te

sostjene

por el

ay

re,

cómelo

el páxaro,de

aun en

ese

mesmo tiempo que le <¡ue él

se

mantienl:

y

si él

no

pa–

ofendes? Porque, como dice San ce la yerba del campo,

pác~la

el

Diúnysio, es tan excelente la vir . ganado, de que él t ie ne

nece~iJad.

tud

del sumo bien , que aun quan· Tiendelos ojos por todo ese mun–

do

las cdaturas le cont radicen, do;

y

verás quán

anchos

y

espa·

de su inmensa

VÍl'tud

reciben 'el

cio\os

son

los

términos de

tu

ha·

sér

y

el poder con que le contra· cienda,

y

quán rica

y

abundosa tu

dicen. Pues siendoestoasi,

i<:Ó-

heredad (b). Lo que anda sobre

rno osas con todos

eso'im~mbros

la tierra,

y

lo que n:lda en las

y

sentidos

ofender 1mtt. moSe - a@:uas,

y

lo que v ...la por el ayre

ñor que

los conserva!

¡

rebel ·

y

lo que

-r~splandece

en el cielo,

día

y

ceguedad increible.

1

i

Quién tuyo es.

Ca

toda4> esas cosas son

nunca vió tal

C!ftllJtlracton,

qae berteficios de Dios, obras de su

los

miembros se

levanten confta

providencia, muestras de su her–

.su

cabeza ,

siendo cosa tan natu-

mosura ,

testimonios de su

mise–

ra} ponerse

á

morir por ella1 Día ricordia, centellas de su

carida~,

vendrá , que se deshaga este agra·

y

pre<iicadores de

su

largueza.

:Vio,

y

que sean oidas ájusticialas.

Mira

qu4ntos predicadores te en–

querellas de Ja honra

divina. Con·

via Dios para que

le

conozcas.

jurastes

contra

Dios

(a)1

~nsco

es

Todas quantas cosas•

hay

(dice

que conjure teda

la

univers idad S. Agustín} en

el'

cielo

y

en la tie-r–

del mundo contra

vosotros,

y

ra,

me dicen, Señor, que te ame,

arme

Dios

todas sus criaturas pa ·

y

nb

cesan de decirlo á todos por-

ra vengar sus injurias ,

y

pelee

que nadie se pueda excusar.

,

toda la redondez de la tierra con-

O si tuvieses

oidos

para enten·

tra los desconocidm; porque justo der las voces de las

criaturas;

sin

es que lós que

no

quis4!ron abrir duda verias cómo todas ellas 4

los

ojo~,

convidados con taata mu·

una

te dicen que ames

á

Dios;por–

chedumbre de beneficios, quan- que todas ellas

callando

dicen

qu~

do tuvieron tiempo, · los vengan fueron criadas para, tu servicio,

'abrir con la muchedumbre de porque

amases

t.

sirvieses

po~

(a)

Sap.

;.

(b)

Ps.

8.

-

'