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especialmente el sulfato de amoniaco cuyo precio raras
veces pasa de 20
chel~nes,
siendo su contenido en nitrójeno
de 20 a 21
%•
Ahora bien, el valor del salitre, como consecuencia lóji_
ca, depe
ha~larse
siempre mas o ménos en armonía con el
citado artículo. Así sucede en efecto
i
hé aquí la esplica·
cion sencilla del hecho:
El salitre tiene mos o ménos un 16
%
de nitrójeno i por
consiguiente su mayor valor podrá ser 16 chelines. Pero
aun este precio no tiene en realidad una correspondencia
exacta con el valor del amoniaco, pues esta última sustan·
cía contiene el nitrójeno unido con el hidr6jeno, forma mu·
cho mas ventajosa i conveniente para el suelo
seg.un.
e~pe
riencia comprobada. Esta circunstancia es mui bien conoci–
da de los hacendados; de manera, pues, que estos, teniendo
el amoniaco (20
%
de nitrójeno) a 20 chelines, no avalúan
.el salitre (16
%
nitrójeno) sino en 14 chelines.
De lo anterior se desprende el hecho, que pot· término
meciio el precio del salitre en Europa no puede pasar dé 14
chelines sin que en el acto empiese a disminuir el consumo
para la agricultura, gravísimo mal, tanto para el prodnctor
como para el erario. Está en el interes del pt'irnel'O trabajar
cuanto pueda con una ganancia peqneñaJ i al Estado le es,
sin duda alguna, mucho mas ventajo8o percibir una entra–
da por ejemplo de 1 peso por quintal métrico sobre unos
7.000,000 quintales a sean$ 3.500,000 que
$
1.50 sobre
2.000,000 quintales, o sea
$
3.000,000.
I esto no es una mera hipótesis; al contrario, el lector que
se haya
penet~ado
de las observaciones que hemos hecho en
los pcírrafos anteriores, lo encontrará evidente como la luz.
En efecto, recargado el salitre con el derecho excesivo de
$
1.50, creemos que no será profecía predecir con seguridad
matemática que el consumo tendrá que limitarse a 2.000,000