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LA INQUISICION DE LIMA
.cuerpo de Nuestro Redentor quando comulga, sino las
especies solas,
y
lo que dixeron los falsos sanctas que Sant
Miguel era menor que San Gabriel,
y
que la Iglesia he–
rrava en ponelle por mayor. Dice largamente la horden y
manera cómo exorci9aban a la dicha doña María y có1no
la velaban de noche
J
erónim.o Ruiz de Portillo, provincial
de los teatinos, y el dicho Luis Lopez y otros frailes; có–
mo la dicha doña Maria ·era ynobediente a su madre y
emperrada y liviana,
y
cómo por mandado de los falsos
sanctos le avian dado él y fray Francisco unas joyas de oro
y
terciopelo, raso i tafetan para basquiñas, una perrica
linda
y
collares · bordados para ella, y que decia.n los de–
monios que tenían una carta escripta con sangre de la
dicha doña 1\tiaria, y que la dicha doña Maria decía que
estaba preñada del dicho padre Luis Lopez y que la bie–
ron con la barriga bien grande como questaba en dias de
parir y que despnes se le soltó en viento e hidionrlez, y
dixeron que entónces se avia expelido el demonio. Final–
mente, dice que todas las pláticas y trato y comunicacion
que
él
y el dicho fray Francisco y los dernas padres tuvie–
ron con los dichos falsos sanctas desde que se comen9ó a
ver el dicho armado, todos o casi todos fueron pactos
explícitos y claros con los demonios, porque en todos ellos
había claramente abiar, tratar, oyr, obedecer a los dichos
demonios, darles cosas y rrecibirlas dellos, porque claro
veyan que hablaban y trataban y oyan otro espíritt1 con
quien trataban;
y
que la dicha doña Maria les confesaba
que condecendia con los demonios muchas vezes, y que
hablaba con ellos, y que no comia carne sin licencia del
demonio; y que la dicha doña María le avia dicho que se
avía sangrado por consentimiento de los demonios,
y
que
el armado la avia dicho que · avisase como aquellos eran
demonios, .
y
que no se consintiese sangrar y que ella no
~via
querido decir nada-Yten, confilesa que escrivió a
fray Pedro
de
Toro, de esta ciudad, tres cartas cerca
destas cosas
y
en una dellas, en cierta cifra que ellos se.
entendían
y
tenian su abecedario, le escribió que él
y
el
dicho fray Francisco de la Cruz, eran predestinados–
Yten, que los· dichos falsos sanctos les decían que predi-
casen
aquella
ppiuion
que
Nuestra Señora la Vírjen Ma-