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LA INQUISICIÓN
sario de la Orden de San Francisco; todo lo restante
s e acomodó como qu eda dicho, qu edando con esto
todo el teatro con majes tad digna de ponderac ión el e
mejor pluma. Dij éronse misas desde las tres de la
n1añana; dij o la misa mayo r el s uperi or de Sancto
Domingo, y acabada, comenzó el sermón el padre
fray Sebas tián Chumillas Garcés, lector de teología
de la Orden de San Francisco y califi cador del Sancto
Oficio; fué el sermón docto, agudo
y
pi adoso, va–
liente espíritu y s uperior delgadeza.; el tema) á los
de Galacia, cuand o San P ablo los reprende de haber
dejado la fe católi ca en el capitul o 3.
0 ,
donde dice: .
«oh! insensati Galate, quis vos festin avit,
& .
»;
subióse
Ju ego al púl pito correspondiente el secretario Luis
Blanco de Salcedo y dijo en alta voz qu e todos le–
vantasen la mano y haciendo la seüal de la cruz ju-
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r asen defend er la fe, obedecer, ejecuta r y hacer cum–
plir los mandatos del Sancto Oficio y defend er sus
mini s tros; acabóse el juramento diciendo qu e si así
Jo hiciesen, Dios les ay llClase, y si nó, se lo deman–
dase, y qu e r espondiesen amén; hiciéronlo así ecle–
siás ticos y seculares, á voces, manifestadoras de la
firme fe que tienen y debido respeto al Sancto Tribu–
nal; luego,
á
peti ción del Fiscal, leyó el mismo se–
cretario una bulla en que la Sede Apostó lica con–
cede singulares favo res, gracias y priYilegios á los
que ayud aren, favorecieren y
ampm~are n
la conducta
de la Sancta Inqui sición y sus min istros, sefi.alando
castigos y penas para los que lo contrario hiciesen.
<cLos relatores de) as causas fueron person as gra–
ves, y para aquel mini sterio , escogidísimas : el pa–
dre predicador fray Sebastián de los Reyes) sub-prior
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