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cha,
que suprinti.ó la cláusula-cuando
acabare el
p!a~
zo.
A_ntequera trabajó en licuar sus cofres, l'esuelto
ú
e 11plear todos los 1nedios que le n1inistraha su des–
tino, haciendo bajar el precio de la yerba
y
venderla
en el Perú. Dió
á
las inform.aciones el jiro que que–
ría: la audiencia 1niró
á
D. Diego co1no crirninal,
y
no fué oido ni confrontado. El .Niaese de can1po
D ..
1fartin de Chavarri retractó todas las :finnas que ..
A.n–
tequera le habia arrancado con am:enazas. Anteque–
ra, estando
ya
sentenciado
y
condenado, se confesó
culpable: 1nandó llan1ar al rector
u
el colejio,
y
se pros–
tornó llorando
y
pidiendo perdon
á
toda la com·pañia.
EL
rector
le
dijo, que co1no el mal era público, debía
serlo la reparacion
y
ofreció darla en el cadalso."
Al
hablar mal del
Sr.
Antequera, no se olvidaba el
P
r
Charlevoix,
y
era 1nuy natural, de recomendar
á
stt
con1pañia,
tan santa
y
sabia,
decia el
P.
jesuita,
y
de de–
cir que los padres de la Asuncion estaban resueltos,
á
no entrar en su colejio sin una órden de su general,puos.
era preciso destruir las cahnnnias con que se habia
procurado ennegrecer el esplendor de,
una compañia
tan santa y tan sabia.
Aun
tuvo valor el
P.
Charle-·
voix de hacer mérito de "la carta que escribió al rey
el obispo Palos, con 1nucha precaucion
y
secreto."
125.
Sin en1bargo de que nuestros lectores pudic–
r~n
por si solos, en vista de lo expuesto, desvanecer
•
las suposiciones del jesuita historiador, auxilién1oslos
con algunas observaciones. Cuando el obispo Palos
echaba en cara al Sr. Antequera, que "había embar–
gado
y
vendido los bienes de varias personas,'
dejan~·
dolas en
gran
n1iseria," el
Sr.
Antequera contestaba
al obispo: que "los en1bargos se hicieron, como losa–
bia el obispo, de órden de la audiencia: que
en
tale.s
en1bargos él no utilizó ni el valor do una paja: que
de autos constaba la lin1pieza con que se portó, pues
ni aun los derechos corrientes se le pagaron: que si co–
mo hombre pudiera haber delinquido en la adnlinis–
tracion de justicia, aunque sin advertirlo, en punto
á
interes, ni la n1as perspicaz n1alicia había tenido que
censurarle, constandoles
á
todos no solo el n1enos-
11re
cio quehiciera de las riquezas, sino que pasaba
á
ser
nim.io,co1no constaba de autos: que lejos de pro–
~eder interesada~~I?:te
7
hlzo
obras pública,s
y
entre