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el dolor nos ha puesto la ·pluma en la mano$">,
o-bligándonos á escribir lo que antes no pensá-·;
l>amos, soBre
un
Instituto religioso ta·]l! mal cO--·
nocido por
unos, como absurdamente juzgado,
po.r
otros.
.Des~e
que apareció en el mundo
l~a
Compa-¡
iiía
de Jesús, realizándose en ella lo que dice
~!.Espíritu
Santo
én
San Mateo, :" que: '' No es.
el discípulo más que su.maestre>,
y
que si lla–
:maron
B~lce
bú al
Pad~e
de familia
¿
cu.ánto·
más
á·
sus domésticos?'' no ha cesado de ser, co-·
'IDO
él, bhmco de los insulto&, -del odi0
y
de las–
iras de numerosos
y
encarnizados enemigns.
Es~o
era hásta cierto punto natural; pues
e~-tandó
destinados los Jesuitas, según dic:e un.
escritm· católico,
á
combatir todos -los er-rores.,.
y
los
vicios, que-se CQente el número de
~tro:res
y
de :vicios,
y
no habrá quien se
mar-aville~
del nílme:ro de: los enemigos de qicha ·Oom:---... '
pañía.
No es, pues, extraño que no fahen tampoco–
en-tre-nosotros enemigos de los
Jesuit~s
,,que, de.
palabra ó por escrito,, . vomiten
todo~
généro
d&
injurias"
y
cal.umnias contra ellos. Pero sí lo es,.
y
mucho, que los que no .se cuentan Ém tan de-·
-te.stable }número, se 'conviertan en triste -eco de ·
~·
perSeguiiores de cuanto hay de bueno
y;.