POR MANUEL
M.
SALAZAR
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armando á los pueblos para defe11der u oa
idea grande,
santa~
noble
y
geu•~ros·~,"
A sí
siu negar los males que tambí0n produje–
roñ, no puede desconocerse que las Cruza–
das fuerou justas
y
útiles pa1a la humani-
dad.
·
(frazadas
en Occideute.-Las Cruzadas no
solo - se predicar0n contra los infieles de
Oriéute, también se emprendieron en Euro–
pa contra los herejes qtrn suscitaron turbu–
lencias en
l'a
Iglesia
y
en la sociedad. En–
tre estas son notables las que marcharon
contra los Oáta.ros, Valdenses, Al v ijenses
y ,
Hui~itas.
También
puede considerarse
com@ cru–
,.;ada, ó guerra
religio .~a,
la encarnizada lu–
cha que sol:'!t vieron en España. los Cristia–
nos
contra
l
q
Imanes.
Vencido~
los
Godos en la
sa;
guenta batalla de Guada–
lete, conqni
r!ln.
los Árabes Ja mayor
parte en l:-t
J?enim~ulai,
tenieDdo qu.e refu–
giarse el resto de los vencidos
á
Jas món. ··
tañas de Astnrias, donde fundaron una pe–
queña monarquía cuyo primer rey fué el
IJoble D. Pefayo. Principiaron desde en–
tónces los Cristianos una het·óica guerra
,contra los Musulmanes, en que se. ilustra–
ron valientes caudillos como el célebre Oid,
Campeador, tipo del caballero español, y se
o'btuvieron glosaa victorias,como las de Cla–
vijo
y
las Navas;y después de ocho siglos de
combates, lograron at"rojar de España
á
los
M
usulmaues,apod~ándose
de ·Granada, úl-